Por Yaisha Vargas-Pérez, maestra certificada en mindfulness, para el blog A Mystic Writer
Puedes llevar esta gráfica contigo para recordar los tres pasos de la autocompasión:
Mindfulness – Reconocemos cuando atravesamos una dificultad. Con el mindfulness nos decimos la verdad: “¡Esto es difícil!”. Podemos ponernos una mano en el corazón para darnos alivio.
Humanidad compartida o humanidad común – Reconocemos que no somos el único ser humano que atraviesa esta dificultad específica. Hay 8 mil millones de seres humanos en el planeta, y al menos un@ de ell@s está pasando por lo mismo. Al reconocer la humanidad común y que otr@s sufren igual, nos liberamos de pensamientos como “esto solo me pasa a mí”, “por qué a mí”, “estoy sol@”, “nadie me entiende”. Esta es la gran diferencia entre la autolástima y la autocompasión. ¡Van en direcciones opuestas! Ojo, que esto no es lo mismo que pensar que otras personas están peores que uno, porque con eso descartamos nuestro sufrimiento y no lo atendemos como necesita ser atendido. En este paso reconocemos que sufrimos igual que cualquier otro ser humano.
Bondad o benevolencia – Si fuera nuestr@ mejor amig@ que sufre, ¿cómo l@ ayudaríamos?Respondemos a nuestro dolor con ternura, como si fuera un bebé que llora y necesita cuidado, cariño y atención. En este paso deseamos poder ser libres de este sufrimiento, no huyendo del sufrimiento, sino atendiéndolo con amor, reconociendo nuestra humanidad. Deseamos que todos los demás seres que sufren también sean libres.#
Gráfica en Canva Design

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