Por Yaisha Vargas-Pérez, maestra certificada en mindfulness, para el blog A Mystic Writer
Busca un espacio en el que puedas estar tranquil@ por unos minutos. Si eres principiante, no te pongas una meta irreal de tiempo que te lleve a sentirte frustrad@. Unos pocos minutos serán suficientes.
Encuentra tu respiración. ¿Dónde la sientes? Tal vez en la punta de la nariz, en la garganta, el pecho, el abdomen, en algún otro punto del cuerpo o en todo el cuerpo. ¿Puedes simplemente observar el ir y venir de la respiración?
En este ejercicio, no controlamos la respiración, simplemente la observamos. No importa que la respiración sea profunda o superficial, larga o corta. Lo importante es que nos demos cuenta de que estamos respirando y cómo estamos respirando.
Tal vez la mente quiera controlar el ritmo, la rapidez y la profundidad de la respiración. Pero por esta vez, te invito a soltar el control. Permite que tu mente vaya detrás del movimiento de la respiración. La respiración va primero y tu mente sigue al movimiento autónomo de la respiración.
La mente va a querer estar al volante. Por un momento, y con gentileza, siéntala en el asiento de atrás y permite que la respiración surja por su cuenta; que tus pulmones se llenen de aire por sí mismos y dejen ir el aire por sí mismos.
Ahora, disfruta de una respiración a la vez. Solo disfruta de esta respiración… Solo disfruta esta respiración… Sin controlarla, solo disfrútala…
Eso es meditar.#
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Así es…respiración tras respiración 🧘♀️
Sigamos difundiendo acerca del mindfulness para aportar bienestar integral a más personas posible! Un abrazo