Por Yaisha Vargas-Pérez, maestra certificada en mindfulness, para el blog A Mystic Writer
A veces creemos que no podemos meditar porque no somos capaces de calmar nuestra mente de inmediato. ¡Pero somos totalmente capaces de ayudarnos! A veces la mente es como un cachorro sin entrenar. Brinca aquí y allá. Ahora se emociona con esto, luego corre, brinca, se aburre, tiene hambre, tiene sueño, etc. Puede ser agotador.
En el sistema en el que vivimos, nuestra mente ha sido adiestrada para prestar atención por 15 segundos, y luego cambia su enfoque, se distrae, quiere otra cosa. Sin darnos cuenta, respondemos a todos los estímulos externos en piloto automático, sin hacer una pausa. Nos cansamos y no sabemos por qué.
Te invito a hacer un experimento. Aquí mientras lees esto, toma tres respiraciones profundas… Ahora, respira tres veces más… Guía a tu mente a descansar en algún punto de tu cuerpo: la planta de tus pies, tus manos, siente tu abdomen subir y bajar con la respiración. ¿Qué ha ocurrido?
Durante el día, permite que tu mente descanse en algún sonido de la naturaleza.
Si debes ir a algún lugar en tu automóvil, cuando te estaciones y apagues el vehículo (y la radio), pausa y respira tres veces. ¿Qué escuchas con el vehículo apagado?
Si estás en una fila, pon tu atención en tu respiración y en los pies.
Pausa para darte cuenta de cómo está tu mente. Si brinca de una cosa a otra y sientes ansiedad, llámala de vuelta a tu respiración y a algún punto de tu cuerpo o de los sonidos de ambiente.
Que tengas un día sereno y en paz. #
Gráfica hecha en Canva.
