Cartas a Malena: Pensar en otra mascota

Por Yaisha Vargas, mamá gatuna, para el blog A Mystic Writer

21 de abril de 2022

Malenita mía:

Era inevitable. Sabía que iba a ocurrir. Alguien me ofreció por Facebook adoptar dos gatit@s que son hermanit@s.

Cuando murió tu hermano Romeo, hubo gente que ese mismo día me ofreció adoptar a otro gatito negro. Me parecía una intromisión, no solo porque estaba en medio de un duelo profundo por su partida, sino porque no se daban cuenta de que estabas tú, una gata alfa que solo aceptaba la compañía de él y la mía.

Pensé que, si alguien me ofrecía adoptar el mismo día en que tú no estuvieras, ¡lo borraría de mi cuenta! ¡Qué atrevimiento!

Pero confieso que, sin intención alguna de traicionar tu amor, a veces he bajado al vestíbulo del condominio a acariciar a los gatichurris que janguean allí. Algunos son suficientemente mansos como para acercarse a los humanos y dejarse acariciar. Unos pocos hasta hablan con nosotr@s, ¡con los regaños incluidos! Pese a ello, no quieren vivir en un apartamento. Tienen un enorme terreno lleno de grama y libertad.

Confieso (¡mea culpa!) que he pensado regresar al Santuario de Animales San Francisco de Asís para compartir el amor tan enorme que me regalaste con otros churris y caninos, que no solo necesitan cariño y atención, sino también cuidos y mimos especiales.

Mas hoy alguien me ofreció dos gatit@s. Apenas te fuiste el miércoles. Han pasado solo dos días que me han parecido 20 Eternidades corridas. Ni siquiera voy a contestar.

«Tómate un largo descanso», me dijeron en la clínica veterinaria. Malena se enfermó justo después de Romeo, quien murió en 2016.

«Hay que esperar un tiempo. Cuando estés lista», me dijo hoy una amiga.

Temía encontrar esta situación cuando cruzaras el arco iris. Confieso que ya hemos tenido «esa conversación». ¿Adoptaremos otra vez? Y si lo hacemos, ¿cuándo?

Ni siquiera hemos decidido qué vamos a hacer con tus cosas, aunque sí sabemos que tal vez las donemos a un santuario donde otros animales puedan ser ayudados con las cosas que te ayudaron a ti: tu trepador de gatos, las cajitas de arena, los platos, los juguetes, la comida… Tal vez pueda compartir un poco de ese amor también. Quién sabe.

De lo único que estoy segura es que los gatichurris existen para enseñarles a les humanes lo que es el amor incondicional. Y, sin una conexión con un churri, a veces temo caer en una rutina sin conexión con otros seres…

Pero días después de escribir esta carta, tu amor está tan vivo, que estoy empezando a perder el miedo de quedarme sin ti.

Te amaré siempre, Amorcita mía.

Tu humana siempre,

Yaisha

Churrilí: Mamita Isabel (al fondo) le ha puesto Pelotas como nombre a este dulce gatito que vive en el vestíbulo del condominio y quien no quiere vivir en un apartamento, y al que le damos comida y amor. Su presencia nos consuela en medio de tu ausencia.

Leave a Reply

Fill in your details below or click an icon to log in:

WordPress.com Logo

You are commenting using your WordPress.com account. Log Out /  Change )

Twitter picture

You are commenting using your Twitter account. Log Out /  Change )

Facebook photo

You are commenting using your Facebook account. Log Out /  Change )

Connecting to %s