El desafío de amar

Por Yaisha Vargas Pérez para el blog A Mystic Writer

Cuenta Sharon Salzberg, una reconocida maestra de meditación introspectiva (mindfulness), que mientras le enseñaba la práctica de benevolencia o bondad amorosa a un grupo de estudiantes, uno de ellos le dijo: “Pensaba que, para amar a alguien, esa persona tenía que agradarme. Usted me lo está poniendo al revés. Me está diciendo que puedo amar a alguien, aunque no me agrade”.

Esa es la enseñanza de metta, una palabra en idioma pali —la lengua en la que enseñó el Buda— que significa benevolencia o bondad amorosa. Al escuchar la palabra “amor”, tal vez pensemos en el amor de pareja, o incluso en la falta de una pareja. Tendemos a pensar en el amor romántico como el portaestandarte del amor.

Metta propone algo distinto. Más que un sustantivo que nombra un sentimiento, es una actividad, un verbo. Es practicar abrir el corazón a la benevolencia y a la bondad para desear que tanto nosotros como otros seres estemos bien, felices, seguros, saludables y en paz. Es generar activamente un sentimiento de benevolencia, como el que esparcimos en las épocas de Acción de Gracias y Navidad (dejando de lado el materialismo), en las cuales, sin mirar el estatus social, económico de una persona o si es alguien a quien conocemos o no, le enviamos el deseo de benevolencia a tod@s.

Es posible hacer esto en nuestra práctica de meditación diaria. Nos sentamos en el cojín de meditación y deseamos primero que nuestros seres amados estén bien, felices y en paz. Luego lo deseamos a nuestros vecinos, personas que conocemos de vista y a quienes vemos en nuestra cotidianidad. También nos lo deseamos a nosotr@s mism@s, a nuestro corazón, cuerpo y mente. Cuando nos sentimos list@s, deseamos benevolencia a aquellas personas difíciles en nuestras vidas, desde la menos difícil hasta la más difícil. Cuando no podemos desearles felicidad, al menos intentamos decirle en nuestra mente: “Que llegues bien a tu casa” o “Que tu familia esté libre de peligro y en paz”.

“El amor no es un sentimiento. Es una habilidad”.

Metta es una práctica de concentración. Posamos nuestra atención en varias frases u oraciones para generar bienestar hacia nosotr@s y los demás. Estudios científicos han encontrado que metta aumenta las emociones positivas y reduce las negativas; aumenta la conexión social, la empatía y la compasión; tiene un efecto duradero, e incluso reduce algunos trastornos de la salud mental, incluyendo la depresión y el síndrome de estrés postraumático.

He tenido varias experiencias con la práctica de metta. Al abrir el corazón de manera sistemática para generar benevolencia, bondad y calidez hacia otras personas, incluso quienes no me han caído bien o personas a quienes no les caigo bien, he sentido mi corazón totalmente abierto a generar amor bondadoso sin sentirse expuesto o en peligro. He visto gente que no me hablaba y ha comenzado a hablarme.

Cuenta la tradición que el Buda le enseñó metta originalmente a unos monjes y monjas quienes eran asediados por unos espíritus en el bosque. Como no había otro lugar para dormir, el Buda les dijo que generaran buena voluntad hacia los espíritus repitiendo unas frases. Al final de la historia, los espíritus no solo se calmaron y les dieron la bienvenida en el bosque, sino que los protegieron. Cuando generamos pensamientos hacia otra persona, es como si generáramos una burbuja que viaja en el espacio. A veces la otra persona lo puede sentir. Estamos conectados incluso a distancia. ¿Alguna vez ha pensado en alguien y esa persona le llama? Pues de esa misma manera, tenemos la capacidad de aprender a generar vibraciones, o cambiarlas si hemos estado generando mala voluntad, para generar bondad. No nos tiene que caer bien la otra persona, pero, si practicamos enviarle buena voluntad, nuestro corazón es libre de aversión y odio. Tenemos más bienestar y salud mental.

¿Cómo practicar metta?

Puede sentarse en su cojín o silla de meditación, visualizar a una persona que es de beneficio en su vida, alguien que usted sabe que le quiere mucho y le desea bien. Entonces, dígale estas frases en su mente:

“Que estés libre de sufrimiento. Que tengas salud. Que seas feliz y tengas paz”.

Después de unos minutos, repita esas frases para usted mism@. Respírese con bondad. Luego, visualice una persona neutral, alguien a quien conoce de vista, pero hacia quien no tiene sentimientos positivos o negativos. Puede ser una cajera en el supermercado o el cartero que entrega las cartas en su vecindario, etc. Más adelante, cuando se sienta list@, puede enviarle sentimientos de benevolencia a una persona difícil en su vida. Si no le salen las frases de benevolencia, puede decirle en su mente: “Que llegue bien a su casa”. No escoja la persona más difícil primero, sino que empiece por la menos difícil. Si no puede incluso así, quédese generando bondad amorosa hacia su benefactor o amig@, hacia usted mismo y hacia la persona neutral. Finalmente, envíe benevolencia a tod@s los seres vivos de la Tierra.

En la película Dan In Real Life un adolescente le da una valiosa lección a un adulto al decirle: “Love is not a feeling. It’s an ability.” El amor no es un sentimiento, es una habilidad. Es una capacidad y una destreza. Es algo que se aprende y se desarrolla, como un hábito. Y en este momento de nuestra historia humana, necesitamos desarrollar más que nunca esta benevolencia —una puerta hacia la empatía y la compasión— si queremos sobrevivir como especie.

En Facebook, 90 días: Una jornada para sanar

Próximo curso de Mindfulness y Self-Compassion, Parte 3 (Prácticas de Mindfulness para la Felicidad):

Sharon Salzberg propone una práctica de metta por 10 días en el siguiente enlace:

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