Por Yaisha Vargas-Pérez para el Curso “Autocompasión y mindfulness” en la Universidad del Sagrado Corazón. ❦ Clase de Introducción al Mindfulness
Al comenzar a meditar y aterrizar por primera vez en nuestro campo de experiencias, puede que experimentemos que tenemos una mente muy activa. De pronto, sentimos incomodidad en el cojín, nos damos cuenta de que hace mucho calor, o nos pica un insecto, o suena el celular… Tratar de aquietar la mente o las circunstancias puede ser frustrante si lo intentamos por la fuerza. Pero cuando comprendemos que la naturaleza de la mente es pensar, que su actividad no se debe a que no sabemos meditar, que el flujo de experiencias internas y externas va a continuar ocurriendo sin nuestro permiso, entonces nos rendimos al hecho de que quizás lo único que podemos hacer es recibir la realidad como es y cambiar la forma en que nos relacionamos con ella. Ajustamos la postura para liberar tensión, aprendemos a estar con la temperatura, usamos el sonido del celular como una campana de mindfulness para regresar al momento presente. El vendaval de experiencias nos azota menos, porque hemos ido creando un ancla fluida que flota como una boya, y al regresar a ella, retornamos a una estabilidad flexible.
Te invito a establecer una práctica diaria. Puedes utilizar esta meditación guiada que practicamos en clase.
*Nota relacionada: 90 días: Higiene mental
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