por Yaisha Vargas/crónica publicada el domingo 6 de septiembre de 2015 en el diario puertorriqueño “El Nuevo Día”
Estacionamiento del restaurante “Colonial Steakhouse” en Oakley, Kansas. Foto por Yaisha Vargas, 2015
Llovía sobre el lodo y todo apestaba a estiércol. El agricultor se bajó de su camioneta blanca, recubierta de fango oloroso. Afincó las botas de hule al terreno resbaloso, se ajustó el cinturón y caminó hacia la fonda con los hombros erguidos de orgullo. Tras su jornada lluviosa y gratificante, quedaban aquel aroma a éxito vacuno y la sonrisa que él explayaba mientras atravesaba el estacionamiento de puro fango. Todas las camionetas eran como la suya: grandotas, potentes y enlodadas. Yo acababa de estacionar mi pequeño caculo motorizado y blanquísimo, cuando me topé con aquella escena, y con mi decisión fatal de calzar sandalias esa mañana. Abrí el baúl de mi auto –el cual se me hacía intimidado ante tanta carrocería F-150— y me cambié los zapatos. Nadie más parecía molestarse con el aroma kanseño.
Guié desde Kansas City hacia California, y durante dos o tres días, mi carrito apiñado de tereques atravesó cosechas interminables de maíz, trigo, soya, montoncitos de heno y varios letreros: “Un agricultor de Kansas alimenta a 128 personas, incluyéndote”. Me impresionó el orgullo de los kanseños por su oficio terruñal, no porque fuera pedantería de mala calaña, sino porque contrastaba con lo que aprendí en mi país: para echar pa’lante hay que salir del campo, de la tierra, y todo el mundo tiene que ir a la universidad para convertirse en abogado, ingeniero o contable. La agricultura se ve como una profesión de menos educación, de antaño, de los abuelos que se curtían las manos, y si queremos progreso e industrialización, para eso la tierra no vale nada. Abandonamos el sector agrícola para sembrar la isla de corporaciones foráneas y exportar sus productos, porque eso era “progreso”. Importamos la gran mayoría de la comida que consumimos y le hemos virado la cara a la tierra que nos alimenta. Pero sin ella, nadie iría a la universidad.
He vivido un año en España, tres meses en India y cuatro años y medio en Estados Unidos. En ninguno de los tres países se ha relegado la agricultura para “progresar”, todo lo contrario. La gente de a pie sabe en qué regiones se siembran naranjos, manzanas, las uvas para el vino, y disfrutan de viajar a esas regiones para conocer a su país. En Valencia conocí a una joven que se jactaba de ser panadera. Heredó de sus padres la habilidad y el amor por ese oficio, y presumía de su panadería con altivez mediterránea.
Vi mucha gente en Kansas y Missouri utilizar su jardín para sembrar comida, y a otros, escoger los mercados orgánicos como primera opción. Entendí la urgencia de apoyar iniciativas de agricultura boricua como la del sector orgánico emergente. Cooperativa Madre Tierra (www.coopmadretierra.org) y el Mercado Orgánico del Viejo San Juan (abierto todos los sábados de 8 am a 1 pm) son dos de varios que operan en el país. Hay agricultores orgánicos que llevan sus vegetales hasta los hogares que los soliciten.
Una ciudad en el cielo
Planicie de camino a Sky City, Nuevo México. Foto por Yaisha Vargas 2015
En mi quinto día de viaje, transitaba por Nuevo México deseando ya que el camino se acortara. Me prometí que no haría más paradas, pues mis dos gatos y yo estábamos agotados. Pero cuando vi el letrero “Acoma Pueblo, Sky City”, la musa viajera me exigió que me detuviera. Traté de pasar por alto varias intersecciones –aquel cruce era mi última posibilidad: una bifurcación entre el cansancio y el sentido de aventura. El mundo es tan grande y hay tantas cosas que ver, que no sabía si tendría otra oportunidad para visitar este pueblo indígena fundado sobre una meseta hace más de 1,000 años. Suspiré, giré el guía hacia el camino más estrecho y apreté el acelerador. Mis churris y yo nos perdíamos en la lejanía recta de un paisaje milenario, mientras mi caculito viajero dejaba una estela de arena rojiza tras de sí.
Formaciones geológicas de camino a Sky City, Nuevo México. Foto por Yaisha Vargas, 2015
Las próximas 10 millas revelaron montañas, un desierto vasto y algunas residencias que me parecían pobres, como si la gente de allí viviera en otro país. El camino comenzó a serpentear y, tras una curva en descenso, tuve que detenerme y bajar de mi vehículo para recuperar el aliento. Muy lejos de mi origen tropical isleño, el paisaje que se ensanchaba ante mí parecía imposible de comprender. Aquellas estructuras semejaban mesetas discontinuas y delgadas, edificios de roca color adobe esculpidos por el viento durante millones de años, recostándose
Orfebre trabajando su joyería en el pueblo de Acoma. Foto por Yaisha Vargas, 2015
unos de otros. Parecía una ciudad construida con piedras gigantes que descendieron de un cielo desértico y se derritieron sobre la planicie, como salidas de una pintura de Salvador Dalí. Había valido la pena el desvío.
En aquella curva había una explanada corta que terminaba en un acantilado. Al borde de éste habían un nítido tráiler plateado y una camioneta. Cuando asomé la cara hacia adentro del remolque, me topé con un orfebre puliendo alhajas con una pequeña máquina. Era un anciano del Pueblo de Acoma, quien todos los días se estacionaba allí. Lo acompañaban la majestad del paisaje de sus ancestros y algo más que mis ojos humanos no podían ver, pero que impregnaba las paredes de su taller.
Orfebre, indio nativo del pueblo de Acoma, Sky City, Nuevo México. Foto por Yaisha Vargas, 2015
“¡Hola! ¡Por favor, entra!,” me dijo en inglés. Su invitación fue tan entusiasta y su sonrisa tan afable que me asusté, porque para mí él era un desconocido. Tardé varios segundos en comprender que él había vivido allí siempre, rodeado de aquella magnificencia. No padecía de la suspicacia hacia los demás que yo desarrollé creciendo en ciudades grandes, protegiéndome de la gente. El indio anciano insistió: “Ven, entra, para que veas cómo trabajo”. Subí la escalera breve hacia su tráiler y respiré el silencio de aquel lugar, arrullado por el viento que subía por el acantilado. Miré las alhajas que sus manos habían elaborado con paciencia infinita y precisión amorosa. El joyero permitió que le tomara fotos mientras pulía, absorto completamente en su tarea. Esa atención plena en lo que hacía era la energía que percibí antes. Los conocimientos de orfebrería de sus antepasados, su contemplación al trabajar cada pieza y su afabilidad hacia los visitantes eran parte de lo que compartía de sí con los demás. Su forma sagrada de trabajar me conmovió profundamente. Pagué $18 por un par de pequeños pendientes de ópalo que compré para regalar. Me fui agradecida porque me llevaba todo ese amor en una cajita.
Artesana de la vasija, pueblo de Acoma, Sky City. Foto por Yaisha Vargas, 2015
Salí del remolque y me dirigí a la camioneta, donde dos mujeres acomitas vendían sus vasijas de barro. Eran obras pintadas delicadamente con símbolos de mariposas, montañas, nubes, la tierra y el cielo. Una de las artesanas me mostró sus manos curtidas por el barro que sacaba ella misma de la tierra, lo mezclaba, moldeaba y ponía a secar. Luego raspaba una piedra rojiza de la zona para obtener el pigmento con el que adornaba sus artesanías. Me enseñó una vasijita de una pulgada y media de altura por dos pulgadas de diámetro que le había costado días terminar. Más que una pieza de arte, a mí me pareció un pedazo de la historia de su pueblo. Me narró la técnica y los símbolos que sus ancestros utilizaron durante siglos. Me pidió $25 por la pequeña pieza, y me pareció poco.
Arte en el museo del pueblo de Acoma, Sky City, Nuevo México. Foto por Yaisha Vargas, 2015
Minutos después, visité el museo de Sky City y me nutrí de más arte milenario. Aprendí que el Pueblo de Acoma se mudó a aquella meseta impresionante hace siglos para evitar conflictos con Navajos y Apaches. Compartían con los visitantes la misma fortaleza serena que utilizó la naturaleza para esculpir el paisaje sublime que les servía de hogar. Conocí gente de cultura fuerte y corazón gentil. Las experiencias que tuve allí están muy vivas en mí.
Respetar el trabajo sagrado
Yo crecí en una sociedad puertorriqueña que cree en el planteamiento filosófico: “tengo, por lo tanto soy”. Los trabajadores que conocí en mi viaje pensaban distinto: “soy, trabajo en lo que amo y luego tengo”. Su felicidad estaba en las primeras dos, la tercera era un resultado.
Vasija que traje del pueblo de Acoma, Sky City, Nuevo México. Foto por Yaisha Vargas, 2015
Yo sé que en mi país hay agricultores y artesanas que se levantan todos los días con tesón en el corazón. Me prometí no volver a regatearles, sino preguntarles cuánto piden por su labor sagrada. Lo contrario es decir que su obra vale menos de lo que él o ella piensa y siente en sus horas largas de trabajo. Ya no quiero comprar piezas de arte clonadas y exhibidas en una tienda de descuento, ni comida producida desde la inconsciencia.
Puse un altar en mi escritorio. Antes de comenzar a trabajar, prendo una vela al lado de la vasija de Acoma. Expreso mi gratitud por el privilegio de acariciar el teclado veloz, por las técnicas de escribir a maquinilla que aprendí de mi mamá y de mi primera maestra de mecanografía. Y como los acomitas, artesanas y agricultores, también aspiro tocar corazones.
(English below)
Periodista, columnista y practicante e instructora de mindfulness. Tiene nueve años de experiencia en la cobertura de noticias generales (1999-2008) y diez años de experiencia en la cobertura específica de temas de salud holística (2008-2018). Como periodista de temas generales, fue reportera de WKAQ-Radio Reloj (1999-2005), redactora para la Agencia Española de Noticias EFE (2003-2005) y reportera para The Associated Press (2005-2008). Recibió premios de la Asociación de Periodistas de Puerto Rico (2001 y 2007), el Overseas Press Club (2008) y la Fundación Laura Rivera Meléndez (2007).
Desde el 2010, ha sido la autora de la columna “90 días”, que se publica en el periódico El Nuevo Día, la cual narra la arrojada travesía de una buscadora espiritual para encontrar sanación total y un profundo sentido de la vida.
En 2012 comenzó a escribir para la revista Daily Word / La Palabra Diaria y entre 2013 y 2015 fue la editora asociada de Laura Harvey, editora anterior de la revista. Aún escribe para ese medio. También ha escrito artículos para la revista Vibra Bien Magazine, y ha traducido innumerables artículos y folletos para la Sede Central de Unity en Missouri. Sus poemas han sido publicados en El Nuevo Día y Daily Word/La Palabra Diaria.
Oriunda de Puerto Rico, ha vivido en Valencia, España (2001), India (2010), Kansas City, Missouri (2010-2013); Unity Village, Missouri (2013-2015), y Escondido, California (2015-2016). Ha estudiado y practicado espiritualidad en ashrams, escuelas de yoga, monasterios, la Escuela de Cristianismo Práctico Unity y centros de meditación budista en las tradiciones theravada (vipassana), majaiana (zen) y tibetana.
Yaisha ha estudiado varios tipos de yoga desde el año 2004 en Puerto Rico, India y Estados Unidos. Conoció a B.K.S. Iyengar en Puna, India (2010) y estudió con dos estudiantes graduados de sus programas de enseñanza. En Estados Unidos, estudió con Judith Lasater (2011), quien trajo la yoga restaurativa a América; con Aadil Palkhivala (2011), cofundador de Purna Yoga; con Kim Lacy (2011-2015), maestra certificada en el sistema Iyengar, y con Mary Obendorfer (2011), maestra senior del sistema Iyengar y codirectora del Centro de Yoga B.K.S. Iyengar en San Diego. También impartió clases de yoga restaurativa durante dos años en Puerto Rico (2008-2010) y tuvo estudiantes cuando vivió en India (2010) y en Missouri (2011).
Comenzó a estudiar mindfulness en el año 2011 bajo la tutela de Robert Brumet en Kansas City, Missouri, quien estudió con el reconocido psicólogo Jack Kornfield, una de las figuras principales en traer el mindfulness y la tradición theravada del budismo (vipassana) a Occidente. Entre los maestros de mindfulness de Yaisha se destacan Brumet, Kornfield, Tara Brach, Kristin Neff (investigadora pionera de self-compassion), Chan Huy (quien estudió directamente con Thich Nhat Hanh), Lama Surya Das (contemporáneo de Ram Dass y Krishna Dass), las enseñanzas de Thich Nhat Hanh, Joseph Goldstein y Sharon Salzberg. Entre 2015 y 2016, vivió cerca del monasterio Deer Park en California, fundado por Thich Nhat Hanh en la tradición de Plum Village, donde practicaba todas las semanas y realizó tres retiros de mindfulness. Además, desde 2011 ha participado en retiros de mindfulness con Brumet (2011-2015), Lama Surya Das (2012-2014), Chan Huy (2014), Sally Armstrong (2016), Christianne Wolf (2016, 2018), Jack Kornfield (2015, 2017), Tara Brach (2017), Kristin Neff (2016, 2018), Mary Grace Orr (fundadora de Insight Santa Cruz, 2016, 2018), Bob Stahl (actual director de Insight Santa Cruz, 2016, 2018). Ha pertenecido a las sanghas de meditación de Robert Brumet (2011-2015) y Mindful Heart Meditation Sangha (2014-2015) en Kansas City, Missouri; así como a Insight San Diego (2015-2016) en California, Four-Fold Sangha en Deer Park Monastery, en Escondido, California (2015-2016), el Centro Zen de Puerto Rico (2015-2018) y el Centro de Zen Soto de Cupey (2018). Estudió con la escritora y maestra interespiritual y Mirabai Starr en 2015, y tomó cursos de mindful writing con Amy Spies en Insight L.A. en Los Ángeles, California (2016).
Actualmente, realiza una certificación en mindfulness a cargo de los reconocidos doctores en psicología Jack Kornfield y Tara Brach, la cual será otorgada en el 2019 por el Awareness Training Institute y el Greater Good Science Center en California.
Domina el medio de la radio y la oratoria, así como la redacción, edición y revisión de texto en español y en inglés. Ha traducido, editado y revisado traducciones, en trabajos tanto de libros como folletos, para Daily Word / La Palabra Diaria, la Sede Central de Unity, en Missouri; Al‑Anon Family Groups, en Virginia; la sede central de Centers for Spiritual Living, de la filosofía La Ciencia de la Mente de Ernest Holmes, en Colorado; el Center for Spiritual Living en Santa Rosa, California; Estudios Técnicos, Inc., en Puerto Rico; Newsela Inc., en Estados Unidos, y el Centro de Periodismo Investigativo en Puerto Rico.
Escribe, edita y traduce en ambos idiomas sobre los temas mencionados. Es dueña del sitio web www.mindfulwritings.com ❦
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❦ Journalist, columnist, and mindfulness meditation practitioner and instructor. Yaisha has nine years of experience in hard-news coverage (1999-2008) and ten years of experience specifically in holistic health topics (2008-2018). As a hard-news journalist, she was a reporter for WKAQ-Radio Reloj (1999-2005), a writer for EFE International Spanish News Agency (2003-2005) and a reporter for The Associated Press (2005-2008). She earned awards from the Puerto Rico Journalists Association (2001 and 2007), the Overseas Press Club (2008) and Laura Rivera Meléndez Foundation (2007).
Since 2010, she has been the author of the column “90 días”, published by the Puerto Rican mainstream journal El Nuevo Día, in which she narrates the daring journey of a spiritual seeker to find deep and definite healing and meaning.
In 2012 she began writing for the Daily Word / La Palabra Diaria magazine, and between 2013 and 2015 she was the associate editor of Laura Harvey, former editor of the magazine. She still writes for Daily Word. She has also published articles on Vibra Bien Magazine and has translated countless articles and booklets for Unity World Headquarters at Unity Village, Missouri. Her poems have been published in El Nuevo Día and Daily Word/La Palabra Diaria.
A native Puerto Rican, she has lived in Valencia, Spain (2001), India (2010), Kansas City, Missouri (2010-2013); Unity Village, Missouri (2013-2015), and Escondido, California (2015-2016). She has studied and practiced spirituality in ashrams, yoga schools, monasteries, Unity School of Practical Christianity and Buddhist meditation centers in the Theravada (Vipassana), Mahayana (Zen) and Tibetan traditions.
Yaisha has studied several styles of yoga since 2004 in Puerto Rico, India, and the U.S. She met B.K.S. Iyengar in Puna, India (2010) and studied with two Iyengar Yoga teachers. In the U.S., she studied with Judith Lasater (2011), who brought the restorative yoga system to America; with Aadil Palkhivala (2011), co-founder of Purna Yoga; with Kim Lacy (2011-2015), certified teacher in the Iyengar Yoga system, and with Mary Obendorfer (2011) senior teacher of the Iyengar Yoga system and co-director of the B.K.S. Yoga Centers of San Diego. She also taught restorative yoga in Puerto Rico for two years (2008-2010), and had students when she lived in India (2010) and Missouri (2011).
She began studying mindfulness in 2011 with Robert Brumet in Kansas City, Missouri, who studied with renowned Buddhist psychologist Jack Kornfield. Kornfield is of the key figures in bringing mindfulness and the Buddhist Theravada tradition (Vipassana) to the West. Among Yaisha’s mindfulness teachers are Brumet, Kornfield, Tara Brach, Kristin Neff (pioneer researcher of self-compassion), Chan Huy (who studied directly with Thich Nhat Hanh), Lama Surya Das, the teachings of Thich Nhat Hanh, Joseph Goldstein, and Sharon Salzberg. Between 2015 and 2016, she lived close to Deer Park Monastery in Escondido, California, founded by Thich Nhat Hanh in the tradition of Plum Village, where she practiced every week and did three mindfulness retreats. Also, since 2011 she as attended mindfulness retreats with Brumet (2011-2015), Lama Surya Das (2012-2014), Chan Huy (2014), Sally Armstrong (2016), Christianne Wolf (2016, 2018), Jack Kornfield (2015, 2017), Tara Brach (2017), Kristin Neff (2016, 2018), Mary Grace Orr (founder of Insight Santa Cruz, 2016, 2018), Bob Stahl (current director of Insight Santa Cruz, 2016, 2018). She has belonged to the meditation sanghas of Robert Brumet (2011-2015) and Mindful Heart Meditation Sangha (2014-2015) in Kansas City, Missouri; and also, to Insight SD (2015-2016) in San Diego, California, Four-Fold Sangha in Deer Park Monastery in Escondido, California (2015-2016), the Puerto Rico Zen Center (2015-2018) and the Puerto Rizo Soto Zen Center of Cupey (2018). She studied with inter-spiritual teacher and writer Mirabai Starr in 2015 and took mindful writing courses with Amy Spies in Insight LA in Los Angeles, California (2016).
She is currently a student in the first class of the Mindfulness Meditation Teacher Certification Program, of which the main teachers are Buddhist psychologists Jack Kornfield and Tara Brach. She will be certified in 2019 by the Awareness Training Institute and the Greater Good Science Center in California.
She is a skilled radio host, public speaker, writer, editor, translator, and proofreader in both English and Spanish. She has translated, edited, and proofread translations for booklets and books for Daily Word / La Palabra Diaria, Unity World Headquarters in Missouri, Al‑Anon Family Groups, in Virginia; the headquarters for the Centers for Spiritual Living, the philosophy of The Science of Mind by Ernest Holmes, in Colorado; the Center for Spiritual Living in Santa Rosa, California; Estudios Técnicos, Inc., in Puerto Rico; Newsela Inc., in the U.S. and the Center for Investigative Journalism in Puerto Rico.
She writes, edits, and translates in both languages about the topics mentioned above. Yaisha is the owner of the website www.mindfulwritings.com ❦
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1 Comment
Oda al trabajo sagrado! Me gustó el viaje y el relato. Quería ver si podrás acceder a este vimeo que es sobre el himno a la alegría y cuando lo vi pensé que te describe perfectamente. Si al tratar de abrirlo se tarda, ciérralo y vuelve a intentarlo, estos Vimeos son lentos, pero te va a gustar…
NO TE PIERDAS NI UNA SOLA IMAGEN HASTA EL FINAL,ES UN POEMA DE LUZ,SONIDO,IMAGENES,COLOR ,SIN DUDAS LOS QUE HICIERON ESTE VIDEO SON ARTISTAS DE EXQUISITA SENSIBILIDAD…EmojiEmojiEmojiEmojiEmojiEmojiEmojiEmojiEmojiEmojiEmojiEmoji
Ojala y puedas darle paste en la barra de tu internet.
Un saludo cariñoso.
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