Por Samadhi Yaisha/Mis musas diarias/Mi nutrición emocional
En medio de mi próxima entrega, “Gracias por las desgracias”, llegué a un servicio espiritual el domingo en el que hablaban sobre la gratitud, sobre todo en momentos de dificultad.
Allí escuché sobre las bendiciones que una recibe cuando escoge afrontar la vida dando las gracias por lo que nos alegra, pero también por lo que duele. Y ésa se me ha hecho difícil siempre.
Escuché que la gratitud ante la adversidad le abre la puerta a la sanación, a la fe y hasta al perdón. Es alquimista del rencor y lo va convirtiendo en esperanza, aún cuando tengamos resentimientos, porque agradecemos la lección.
“Si quieres experimentar la presencia de Dios en tu vida, abre tu corazón a la gratitud”, escuché a la reverenda Myra McFadden. No es ir por la vida como Polly Ana y pensar que todo es color de rosa, si no sumergirse en la lección que la Vida presenta y sacarle el jugo de su bendición.
Llevo más de dos años tratando de poner esto en práctica. Aunque parezca una lección sencilla, no es fácil de aplicar, sobre todo para los que hemos utilizado el optimismo de manera codependiente y lo hemos convertido en negación (tengo fe en que mi pareja ya no me va a maltratar, mi jefe no me va a gritar, no voy a encontrar tráfico, tapones o atascos en la carretera, etc.)
Dice McFadden que esa emoción de agradecimiento que sentimos cuando las cosas nos salen bien es la presencia de Dios en nosotros, y que podemos escoger experimentarla en todo momento.
Y para llegar ahí, el consejo es: “Práctica, práctica, práctica”. Así que comencé por escribir “¡Gracias!” en mi muñeca derecha (soy zurda) para recordarlo durante el día de hoy.
También di las gracias porque ya no formo parte de las relaciones codependientes que me causaron profundo dolor. Puedo sentir agradecimiento por que emocionalmente he sobrevivido, aunque parecía imposible.
Igualmente, puedo agradecer mi alimentación sana, y que dentro de los límites saludables encuentro muchas cosas ricas que me saben a éxtasis y puedo compartir.
Practicando vivir en presencia de la gratitud, preparé una batida verde. Fue un éxito. La comparto aquí:
❦
❦ Necesitas una pesa de alimentos y una licuadora
❦ 1 oz de col rizada orgánica tipo lacinato (lacinato kale)
❦ 3 oz de hojas de espinaca fresca orgánica
❦ 4 oz de peras orgánicas
❦ 1/8 de cdta de estevia pura (sin aditivos)
❦ 1/4 cdta de canela en polvo orgánica
❦ 12 oz de agua (puede reducir o aumentar dependiendo del espesor que desee)
❦ 1 scoop de proteína vegetal en polvo (yo uso “Raw Protein” de la marca Garden of Life; la que tiene sabor a vainilla acentúa muy bien en esta receta)
❦ 1/4 cdta de extracto de vainilla sin alcohol ni azúcar
❦ Gratitud
❦ Una silla acogedora y una cuchara para disfrutar
❦
❦ Pesar y medir los alimentos que sean necesarios
❦ Colocar todos los ingredientes en la licuadora durante varios minutos, hasta que las hojitas de col rizada se hayan desintegrado.
❦ Servir en su vaso, taza, plato hondo favorito.
❦ Sentarse a disfrutar, sorbiendo una cucharada a la vez y dando las gracias.
❦
…Una cucharada a la vez y dando las gracias… El verdor dulce se me cuela entre los dientes; medicina, salud y sabor en un sólo recipiente. Sorbo y ¡gracias! Sorbo y ¡gracias! Sorbo y sonrío porque siento que me nutre más allá del cuerpo físico; nutre una nueva conciencia de alimentación y bienestar.
¡Gracias!
Copyright @2012 Todos los derechos reservados.
Como lo describes, ya alimenta. Jajajaja, no deja de maravillarme como escribes, sonrió, eso me encanta. Gracias, lo haré, pero sabes, no se que es la estevia, te he escuchado antes mencionarla, buscare en la tienda de Té.
Bendiciones.
La estevia es una planta que tiene un sabor dulzón. El extracto que hacen de ella se usa como endulzante natural. No tiene calorías ni químicos. Al comprarla tengo cuidado de que no le hayan añadido Xilitol o algún otro alcohol liviano. Trato de comprarla pura, aunque parezca costar más cara, pues en realidad se necesitan mucha menos cantidad cuando viene pura. A veces le añaden azúcar artificial :-S lo que no entiendo, pues el propósito es, precisamente, no consumir azúcar. La consigues por internet también. Quizás en un health food cerca de ti. Al principio puede parecer un sabor un poco diferente, quizás a medicina (si tiene preservativos, por eso no la compro alterada). A mí me encanta. Pero si no tienes dificultades con los endulzantes naturales, puedes intentar la miel, el sirop de arroz integral o el agave (aunque del agave y la miel también he escuchado que le echan azúcar y un montón de aditivos, ¡hay que leer las etiquetas!)