Por Samadhi Yaisha/crónica publicada el 1 de abril de 2012 en el diario puertorriqueño El Nuevo Día
❦
“En ciertos momentos de nuestras vidas, la traición es fundamental para el despertar de nuestras almas”.
❦
“Te sentiste traicionada”. Las palabras de aquella ministro le daban explicación a los sentimientos con los que había batallado durante más de ocho meses. Yo no me había atrevido a ponerles ese nombre; sin embargo, cuando ella lo describió así, entendí por qué me costaba tanto trabajo perdonar.
Ello también explicaba mi extraño comportamiento con algunas personas que iba conociendo, incluyendo mis nuevos compañeros de trabajo. Las sonrisas y los ofrecimientos de abrazos me resultaban sospechosos, sobre todo si las personas proyectaban ser amigables y felices. Me carcomía la duda de si detrás del abrazo habría un golpe de mala suerte. Y si alguien más me repetía la desgastada cinta de que “todo pasa por una razón”, estaba lista para darle con un bate de hule por la cabeza. Aquella frase se había convertido en un cliché imposible. “¡Claro que todo ocurre por una razón!”, respondía. “¡La razón es que hay gente que se equivoca!”
Comencé a evitar cualquier contacto físico y las conversaciones cotidianas. Cada vez que alguien me daba una palmada en la espalda en señal de bienvenida, un gesto muy común en el medio oeste, se desataba en mi cuerpo una incontrolable reacción de adrenalina que no podía evitar. Igual ocurría si alguien hablaba justo detrás de mí: mi sistema nervioso emitía señales de peligro. Una enfermera me comentó que parecían síntomas de estrés postraumático.
Me sentía muy sola en la ciudad, en medio del invierno más duro que había ocurrido allí en 30 años, aterrorizada de cometer algún error que provocara una despedida de mi nuevo trabajo, como había pasado con el anterior.
Pese a mis esfuerzos hiperbólicos por no refugiarme en la comida, la disciplinase quebrantó como una represa impotente ante una avalancha. En poquísimas semanas engordé una, dos, tres, ¡cuatro tallas! Los mahones tamaño fideo que había comprado en India porque todo lo demás me quedaba grande pasaron a la parte de atrás del clóset. Vestía el pantalón más ancho que tenía, pero ya comenzaba a quedarme pequeño. Todavía usaba el abrigo de invierno pese a que se asomaba la primavera. Su grosor y la grasa en mi cuerpo conformaban una barrera protectora que me hacía sentir infelizmente segura. Era una manera no verbal de dejar saber a los demás: no se acerquen. Me avergonzaba esta etapa y buscaba disfrazarla en mis diarios para no tener que escribirla, para no admitir que había perdido tiempo y dinero en limpiezas emocionales y espirituales en India y en el mar para regresar a las obsesiones incurables de comida y codependencia, esta vez manifestada en aislamiento. Regresaba al miedo, a una batalla campal con una enemiga que no estaba en la comida ni en los demás: era yo misma, la personalidad vieja que se negaba a desaparecer y se aferraba como un traje elástico que me quemaba la piel. Ya no veía la comida como una rival con semblante peligroso. Al contrario, era rica, amigable y cómoda. No tenía que pasar trabajo para conseguir azúcar, la droga más accesible, barata y de más extensa distribución. Ella tampoco me iba a rechazar, no me iba a dejar, y sobre todo, perpetuaba la ilusión de que podría controlarla. La comida se convirtió en terreno seguro para descansar.
Y sin embargo, mi voz interior decía que sí podría superar esos sentimientos, el último pedrusco para mi liberación. Buscaba desesperada la puerta de salida, intuyendo que, si no avanzaba a despojarme del rencor, la sombra ganaría sobrela luz que luchaba por salir de mi piel.
Escribir y meditar eran mi tabla de salvación. Todos los días hacía una lista de nombres para ponerlos en oración. Mientras más resentimiento tenía, más arriba iban en la lista y con más vehemencia escribía, sacándole fuego al lápiz. Luego, aquel papel se enfríaría en una capilla donde había gente meditando en silencio 24 horas al día. Repetí aquel ejercicio durante meses.
En esto de entender mi proceso estaba cuando escuché nuevamente a Mary Morrissey, una ex ministro de Oregon. Mary pasó de una vida de éxitos como portavoz de temas espirituales, de sentarse junto con el Dalai Lama, viajes constantes y reuniones con ejecutivos corporativos a que todo desapareciera rápidamente debido a los malos manejos económicos del ministerio que ella y su entonces esposo, un CPA, lideraban. Cuando comenzó a enterarse a cuenta gotas de que su casa tenía una segunda hipoteca, había cuentas onerosas y deudas impensables en la iglesia, todo se vino abajo: su trabajo, su casa y su matrimonio. “Jamás había experimentado tanta oscuridad… Emocionalmente, energéticamente y espiritualmente era una una noche oscura del alma… Fui a la costa de Oregón durante tres meses (90 días) y sólo caminé en la playa”. Mary narró cómo durante los primeros meses se latigó a sí misma por no haber prestado atención a las finanzas y por haber confiado ciegamente en su compañero.
El libro que utilizó para atravesar ese tramo fue “La noche oscura del alma” de San Juan de la Cruz, escrito en siglo 16, el cual narra las penurias del alma que atraviesa el fuego de purificación para estar con el Amado, y “por qué en ciertos momentos de nuestras vidas, la traición de algún tipo es necesaria para el despertar de nuestras almas”, abundó Morrissey.
“¿Acaso Jesús no pensó correctamente y por eso Judas lo traicionó?… ¿O se trataba de una historia más trascendental? Sí había una historia más trascendental: Jesús pudo demostrar la autoridad del ‘Yo Soy’ sobre cualquier condición, incluso sobre la muerte misma. En tu vida y la mía, el contenido de la historia es diferente, pero la oportunidad (de resucitar, crecer espiritualmente) será la misma. Para algunos de ustedes puede ser el que alguien les haya roto el corazón y se haya ido con otra persona. Para otros será un diagnóstico de salud de ellos mismos o un ser amado”, continuó.
Me bebía sus palabras con la sed desértica que tenía por entender por qué la vida que tenía había desaparecido. Y encontré en el libro de San Juan de la Cruz, la analogía del madero consumido por el fuego “echándole la humedad fuera y haciéndole llorar el agua que en sí tiene…. y, yéndole a secar poco a poco, le va sacando a luz… viene a transformarle en sí y a ponerle tan hermoso como el mismo fuego”. El libro apuntaba los obstáculos más difíciles de quienes atraviesan la noche oscura: impaciencia e ira; precisamente lo que más uno hace cuando se resiste a que todo se acabe.
Mary explicaba que la noche oscura es parte del currículo de nuestro aprendizaje en la Tierra. “No se trata de si va a ocurrir o no, si no de cuándo”, comentó. Lo primero que hacemos es intentar todo lo posible para que no nos ocurra (“Aparta de mí este cáliz”). Cuando descubrimos que nuestro poder personal no es suficiente para ahuyentarla, nos rendiremos a ella para utilizarla como impulso para nuestro despertar (“Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya”). Una vez esa rendición ocurre, sobrevienen sentimientos de liberación y alivio, y la extraña sensación de que no queremos que se acabe el aprendizaje que vino a traernos: más conciencia y capacidad.
Según la interpretación metafísica de Morrissey, Jesús entendía este principio, y por eso su actitud en la cruz fue de aceptación. “Si ésta es la condición (la cruz), voy a utilizar esto para crecer. Incluso desde este lugar, voy a perdonar” (“Perdónalos, porque no saben lo que hacen”), concluyó.
(English below)
Periodista, columnista y practicante e instructora de mindfulness. Tiene nueve años de experiencia en la cobertura de noticias generales (1999-2008) y diez años de experiencia en la cobertura específica de temas de salud holística (2008-2018). Como periodista de temas generales, fue reportera de WKAQ-Radio Reloj (1999-2005), redactora para la Agencia Española de Noticias EFE (2003-2005) y reportera para The Associated Press (2005-2008). Recibió premios de la Asociación de Periodistas de Puerto Rico (2001 y 2007), el Overseas Press Club (2008) y la Fundación Laura Rivera Meléndez (2007).
Desde el 2010, ha sido la autora de la columna “90 días”, que se publica en el periódico El Nuevo Día, la cual narra la arrojada travesía de una buscadora espiritual para encontrar sanación total y un profundo sentido de la vida.
En 2012 comenzó a escribir para la revista Daily Word / La Palabra Diaria y entre 2013 y 2015 fue la editora asociada de Laura Harvey, editora anterior de la revista. Aún escribe para ese medio. También ha escrito artículos para la revista Vibra Bien Magazine, y ha traducido innumerables artículos y folletos para la Sede Central de Unity en Missouri. Sus poemas han sido publicados en El Nuevo Día y Daily Word/La Palabra Diaria.
Oriunda de Puerto Rico, ha vivido en Valencia, España (2001), India (2010), Kansas City, Missouri (2010-2013); Unity Village, Missouri (2013-2015), y Escondido, California (2015-2016). Ha estudiado y practicado espiritualidad en ashrams, escuelas de yoga, monasterios, la Escuela de Cristianismo Práctico Unity y centros de meditación budista en las tradiciones theravada (vipassana), majaiana (zen) y tibetana.
Yaisha ha estudiado varios tipos de yoga desde el año 2004 en Puerto Rico, India y Estados Unidos. Conoció a B.K.S. Iyengar en Puna, India (2010) y estudió con dos estudiantes graduados de sus programas de enseñanza. En Estados Unidos, estudió con Judith Lasater (2011), quien trajo la yoga restaurativa a América; con Aadil Palkhivala (2011), cofundador de Purna Yoga; con Kim Lacy (2011-2015), maestra certificada en el sistema Iyengar, y con Mary Obendorfer (2011), maestra senior del sistema Iyengar y codirectora del Centro de Yoga B.K.S. Iyengar en San Diego. También impartió clases de yoga restaurativa durante dos años en Puerto Rico (2008-2010) y tuvo estudiantes cuando vivió en India (2010) y en Missouri (2011).
Comenzó a estudiar mindfulness en el año 2011 bajo la tutela de Robert Brumet en Kansas City, Missouri, quien estudió con el reconocido psicólogo Jack Kornfield, una de las figuras principales en traer el mindfulness y la tradición theravada del budismo (vipassana) a Occidente. Entre los maestros de mindfulness de Yaisha se destacan Brumet, Kornfield, Tara Brach, Kristin Neff (investigadora pionera de self-compassion), Chan Huy (quien estudió directamente con Thich Nhat Hanh), Lama Surya Das (contemporáneo de Ram Dass y Krishna Dass), las enseñanzas de Thich Nhat Hanh, Joseph Goldstein y Sharon Salzberg. Entre 2015 y 2016, vivió cerca del monasterio Deer Park en California, fundado por Thich Nhat Hanh en la tradición de Plum Village, donde practicaba todas las semanas y realizó tres retiros de mindfulness. Además, desde 2011 ha participado en retiros de mindfulness con Brumet (2011-2015), Lama Surya Das (2012-2014), Chan Huy (2014), Sally Armstrong (2016), Christianne Wolf (2016, 2018), Jack Kornfield (2015, 2017), Tara Brach (2017), Kristin Neff (2016, 2018), Mary Grace Orr (fundadora de Insight Santa Cruz, 2016, 2018), Bob Stahl (actual director de Insight Santa Cruz, 2016, 2018). Ha pertenecido a las sanghas de meditación de Robert Brumet (2011-2015) y Mindful Heart Meditation Sangha (2014-2015) en Kansas City, Missouri; así como a Insight San Diego (2015-2016) en California, Four-Fold Sangha en Deer Park Monastery, en Escondido, California (2015-2016), el Centro Zen de Puerto Rico (2015-2018) y el Centro de Zen Soto de Cupey (2018). Estudió con la escritora y maestra interespiritual y Mirabai Starr en 2015, y tomó cursos de mindful writing con Amy Spies en Insight L.A. en Los Ángeles, California (2016).
Actualmente, realiza una certificación en mindfulness a cargo de los reconocidos doctores en psicología Jack Kornfield y Tara Brach, la cual será otorgada en el 2019 por el Awareness Training Institute y el Greater Good Science Center en California.
Domina el medio de la radio y la oratoria, así como la redacción, edición y revisión de texto en español y en inglés. Ha traducido, editado y revisado traducciones, en trabajos tanto de libros como folletos, para Daily Word / La Palabra Diaria, la Sede Central de Unity, en Missouri; Al‑Anon Family Groups, en Virginia; la sede central de Centers for Spiritual Living, de la filosofía La Ciencia de la Mente de Ernest Holmes, en Colorado; el Center for Spiritual Living en Santa Rosa, California; Estudios Técnicos, Inc., en Puerto Rico; Newsela Inc., en Estados Unidos, y el Centro de Periodismo Investigativo en Puerto Rico.
Escribe, edita y traduce en ambos idiomas sobre los temas mencionados. Es dueña del sitio web www.mindfulwritings.com ❦
❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦
❦ Journalist, columnist, and mindfulness meditation practitioner and instructor. Yaisha has nine years of experience in hard-news coverage (1999-2008) and ten years of experience specifically in holistic health topics (2008-2018). As a hard-news journalist, she was a reporter for WKAQ-Radio Reloj (1999-2005), a writer for EFE International Spanish News Agency (2003-2005) and a reporter for The Associated Press (2005-2008). She earned awards from the Puerto Rico Journalists Association (2001 and 2007), the Overseas Press Club (2008) and Laura Rivera Meléndez Foundation (2007).
Since 2010, she has been the author of the column “90 días”, published by the Puerto Rican mainstream journal El Nuevo Día, in which she narrates the daring journey of a spiritual seeker to find deep and definite healing and meaning.
In 2012 she began writing for the Daily Word / La Palabra Diaria magazine, and between 2013 and 2015 she was the associate editor of Laura Harvey, former editor of the magazine. She still writes for Daily Word. She has also published articles on Vibra Bien Magazine and has translated countless articles and booklets for Unity World Headquarters at Unity Village, Missouri. Her poems have been published in El Nuevo Día and Daily Word/La Palabra Diaria.
A native Puerto Rican, she has lived in Valencia, Spain (2001), India (2010), Kansas City, Missouri (2010-2013); Unity Village, Missouri (2013-2015), and Escondido, California (2015-2016). She has studied and practiced spirituality in ashrams, yoga schools, monasteries, Unity School of Practical Christianity and Buddhist meditation centers in the Theravada (Vipassana), Mahayana (Zen) and Tibetan traditions.
Yaisha has studied several styles of yoga since 2004 in Puerto Rico, India, and the U.S. She met B.K.S. Iyengar in Puna, India (2010) and studied with two Iyengar Yoga teachers. In the U.S., she studied with Judith Lasater (2011), who brought the restorative yoga system to America; with Aadil Palkhivala (2011), co-founder of Purna Yoga; with Kim Lacy (2011-2015), certified teacher in the Iyengar Yoga system, and with Mary Obendorfer (2011) senior teacher of the Iyengar Yoga system and co-director of the B.K.S. Yoga Centers of San Diego. She also taught restorative yoga in Puerto Rico for two years (2008-2010), and had students when she lived in India (2010) and Missouri (2011).
She began studying mindfulness in 2011 with Robert Brumet in Kansas City, Missouri, who studied with renowned Buddhist psychologist Jack Kornfield. Kornfield is of the key figures in bringing mindfulness and the Buddhist Theravada tradition (Vipassana) to the West. Among Yaisha’s mindfulness teachers are Brumet, Kornfield, Tara Brach, Kristin Neff (pioneer researcher of self-compassion), Chan Huy (who studied directly with Thich Nhat Hanh), Lama Surya Das, the teachings of Thich Nhat Hanh, Joseph Goldstein, and Sharon Salzberg. Between 2015 and 2016, she lived close to Deer Park Monastery in Escondido, California, founded by Thich Nhat Hanh in the tradition of Plum Village, where she practiced every week and did three mindfulness retreats. Also, since 2011 she as attended mindfulness retreats with Brumet (2011-2015), Lama Surya Das (2012-2014), Chan Huy (2014), Sally Armstrong (2016), Christianne Wolf (2016, 2018), Jack Kornfield (2015, 2017), Tara Brach (2017), Kristin Neff (2016, 2018), Mary Grace Orr (founder of Insight Santa Cruz, 2016, 2018), Bob Stahl (current director of Insight Santa Cruz, 2016, 2018). She has belonged to the meditation sanghas of Robert Brumet (2011-2015) and Mindful Heart Meditation Sangha (2014-2015) in Kansas City, Missouri; and also, to Insight SD (2015-2016) in San Diego, California, Four-Fold Sangha in Deer Park Monastery in Escondido, California (2015-2016), the Puerto Rico Zen Center (2015-2018) and the Puerto Rizo Soto Zen Center of Cupey (2018). She studied with inter-spiritual teacher and writer Mirabai Starr in 2015 and took mindful writing courses with Amy Spies in Insight LA in Los Angeles, California (2016).
She is currently a student in the first class of the Mindfulness Meditation Teacher Certification Program, of which the main teachers are Buddhist psychologists Jack Kornfield and Tara Brach. She will be certified in 2019 by the Awareness Training Institute and the Greater Good Science Center in California.
She is a skilled radio host, public speaker, writer, editor, translator, and proofreader in both English and Spanish. She has translated, edited, and proofread translations for booklets and books for Daily Word / La Palabra Diaria, Unity World Headquarters in Missouri, Al‑Anon Family Groups, in Virginia; the headquarters for the Centers for Spiritual Living, the philosophy of The Science of Mind by Ernest Holmes, in Colorado; the Center for Spiritual Living in Santa Rosa, California; Estudios Técnicos, Inc., in Puerto Rico; Newsela Inc., in the U.S. and the Center for Investigative Journalism in Puerto Rico.
She writes, edits, and translates in both languages about the topics mentioned above. Yaisha is the owner of the website www.mindfulwritings.com ❦
View all posts by Yaisha Vargas-Pérez