90 días: Una misión interespiritual

Por Yaisha Vargas / crónica publicada el domingo 7 de febrero de 2016 en el diario puertorriqueño El Nuevo Día

 

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Comienza el atardecer en la Fundación Lama en Nuevo México. Las banderas tibetanas miran al oeste. Foto por Yaisha Vargas, mayo de 2015. Copyright © Todos los derechos reservados.

Cuando llegué a la ciudad de Taos, me enamoré de los edificios de adobe. Sentí curiosidad por la grama alta y las flores espigadas. Todos los patios tenían un paisaje de maleza. Las plantas de este desierto frío durante nueve meses al año se colaban entre los balcones y se acomodaban graciosamente dentro de los edificios, agrupándose en diminutos jardines interiores entre los cafés propiedad de los residentes. En Taos, las plantas y la gente viven juntos. Los edificios me parecían demasiado hermosos como para albergar propósitos mundanos como el correo y el gimnasio. Quería esta ciudad para quedarme, pero solo estaba de paso. Conduje por allí para encontrarme con Mirabai Starr, una autora y maestra interespiritual que conocí en Unity Village justo antes de partir hacia California. Cuando supo que estaba a punto de viajar hacia el oeste, me invitó a que me detuviera en la Fundación Lama, en Questa, Nuevo México.

 

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Llegando a la ciudad de Taos, Nuevo México, en mayo de 2015. Foto por Yaisha Vargas. Copyright © Todos los derechos reservados.

Esa fue la razón por la cual tomé la ruta hacia el oeste en vez de hacia el suroeste, que fue la que más me recomendaron para ver lugares turísticos. Pero como mi jornada era para visitar lugares espirituales, preferí atravesar la planicie interminable de Kansas, respirar la grandeza de las montañas de Colorado y conducir por caminos cada vez más estrechos y curvos hasta subir la cuesta de Questa, en Taos, y adentrarme en el mundo silencioso y sereno de la Fundación Lama. Fue una de las pocas paradas en las que sentía que guiaba sin el estrés de tener que llegar a alguna parte. La Fundación Lama parecía ser su propio pueblito. Tras pasar una sencilla estación de bomberos y una escuela elemental con un letrero infantil que advertía a los niños “Cuidado: adultos conduciendo”, divisé los banderines de colores, oraciones de paz y felicidad liberadas al viento que daban la bienvenida a los visitantes.

 

La Fundación Lama acoge y celebra diversas tradiciones espirituales. Por eso los banderines, cuyo origen radica en la tradición tibetana, así como la meditación silenciosa de la mañana, un servicio judío de Shabat los viernes por la noche, las oraciones devocionales sufi en las que se repite el nombre de Dios, las oraciones indígenas en un pequeño templo circular casi subterráneo, las canciones antes de comer, las danzas bajo la cúpula de paz de un rústico edificio sagrado, la meditación instrospectiva, el kirtán hindú, la oración centrante cristiana, el mes de ayuno del Ramadán y la ceremonia zen del té.

 

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Maestros espirituales como Ram Dass escribieron libros importantes en la biblioteca de la Fundación Lama, y sus copias permanecen protegidas en estos libreros. Foto por Yaisha Vargas. Copyright © 2016.

La cocina albergaba salud holística, numerosas hierbas con la explicación de sus beneficios para el cuerpo y la creatividad de sus cocineros para convertir semillas, granos y vegetales en manjares para los paladares divinos. Las madres venían con sus niños a esparcirse y encontrar paz, personas provenientes de distintos lugares se sentaban los cojines del mismo salón a compartir la cena y sus jornadas espirituales.

 

Un recorrido por el lugar me dio una idea de la sencillez y riqueza que guarda la fundación, la cual comenzó en 1967. Los primeros residentes edificaron estructuras y fomentaron prácticas diversas a medida que invitaban maestros espirituales y escribían libros sobre sus enseñanzas. Así, la Fundación Lama vio nacer “Sé aquí ahora” de Ram Dass, el cual trata de su transformación espiritual tras hallar a su maestro Neem Karoli Baba; “The Yellow Book”, sobre las enseñanzas de Hari Dass Baba, y el texto “In the Garden” del maestro “Sufi Sam” Lewis.

El regalo más especial de la fundación son las ermitas. Los buscadores espirituales pueden practicar en este lugar refugiándose en el silencio de estructuras individuales, haciendo retiros personales durante largos periodos. La fundación los apoya llevándoles comida a la puerta de su ermita y vigilando por su seguridad. Los residentes disfrutan de cursos intensivos sobre conocimiento espiritual y algunos son enviados a estudiar con maestros. El sueño de sus fundadores fue crear un espacio en el que las tradiciones espirituales encontraran apoyo, compañía respetuosa y la riqueza del pluralismo interespiritual. En el corazón de su filosofía encontré los conceptos de servicio y de recordar nuestro origen, no importa la puerta religiosa que utilicemos para entrar a nuesto Ser. Quienes somos verdaderamente es el Silencio extático del Origen mismo.

 

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El salón de música en la Fundación Lama. Aquí se practica la ceremonia del kirtán. Foto por Yaisha Vargas. Copyright © 2016. Todos los derechos reservados.

 

Tras mi breve visita a la Fundación Lama, bajé la cuesta a la ciudad de Taos y me encontré con Mirabai. Ella creció rodeada de las gemas espirituales de la Fundación y muy de cerca de los maestros que visitaban y hacían retiro en el lugar. Con una taza de té como testigo y la invitación a desayunar, Mirabai y yo compartimos historias y me habló de su trabajo. Su familia es judía y ella conmemora del Shabat como parte de su práctica. Enseñó a nivel universitario durante 20 años, fue profesora de Filosofía y Religiones del Mundo en la Universidad de Taos, Nuevo México. Aprendió español tras vivir en México cuando era pequeña y se enamoró de los místicos durante su adolescencia, la cual pasó en la fundación. Allí recibió el nombre espiritual Mirabai, por la poeta mística y asceta hindú que vivió en el siglo 16.

Agradecí que me recibiera, en medio del ajetreo de planificar una gira para enseñar y llevar sus libros, traducciones  revolucionarias de místicos como San Juan de la Cruz, Teresa de Ávila y Juliana de Norwich. Sus enseñanzas muestran la interconexión de la sabiduría de místicos de todas las tradiciones. Enseña sobre prácticas contemplativas y sobre el poder transformador de la añoranza por lo divino.

 

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Foto con Mirabai Starr tras tomar el té en su residencia en Taos, Nuevo México, en mayo de 2015. Foto por Yaisha Vargas. Copyright © 2016. Todos los derechos reservados.

Pero su regalo más preciado lo recibí el día en que la conocí en Unity Village, gracias a mi maestro Robert Brumet. Tras escuchar su charla sobre el tema de la interespiritualidad y presenciar su apasionamiento al leer la poesía de los místicos, me fui sintiendo que “algo” me halaba de vuelta hacia ella. Cuando regresé al salón de conferencias, y mientras ella recogía sus cosas, le dije: “Esto sonará muy extraño, pero algo me dice que te invite a sentarnos juntas durante el almuerzo, y que es importante”. Miró los rasgos en mi rostro y me preguntó de dónde provenía. Cuando le dije que era puertorriquña, me sonrió, porque los rasgos hispanos le recuerdan a Santa Teresa de Ávila, mística española la cual Mirabai estudió, quedándose incluso en el convento en el que Teresa vivió. Ha hecho nuevas traducciones al inglés de varias de sus obras, las cuales han sido acogidas internacionalmente.

 

Nos sentamos a la mesa y esperé a que hiciéramos una oración, pero ambas solamente cerramos los ojos. Me sumergí rápido y profundamente en un océano de quietud y había un hilo que me guiaba a lo insondable sin temor. Había allí otra presencia, la de Mirabai. Aquella mujer de estatura pequeña cobijaba en su interior una presencia de profundidades vastas. Era un dulce silencio sanador. Abrimos los ojos a la misma vez y ambas murmuramos: “Wow”. Luego supe que su hondura no había sido solamente el resultado de una práctica interespiritual longeva, sino el fruto de un proceso intenso de duelo, tras haber perdido a su hija menor en un accidente de tránsito cuando Jenny tenía solo 14 años. Mirabai acababa de recibir los ejemplares de su traducción de “La noche oscura del alma” de San Juan de la Cruz, cuando la policía tocó a su puerta para anunciarle el golpe mortal que la catapultó a su propia noche oscura. Ya no sería una experiencia académica ni en el papel, sino bajo su piel y en su espíritu unido al Absoluto. Así comenzó una jornada tras la jornada del libro. Me parece que fue a través de sanar esa experiencia, que aún está muy viva en ella, que se convirtió ella misma en mística. Tanto ha amado los textos divinos, que se ha dedicado a ellos en estudios y corazón.

Otro privilegio cercano a ella me aconteció pocos meses después, cuando participé de uno de sus cursos, en el que compartió la vida e interconexión de la sabiduría de mujeres místicas. Conocí el castillo interior de Santa Teresa y el silencio de Juliana de Norwich. Y me encantará compartirlo en este espacio durante la cuaresma.

En Facebook, 90 días: una jornada para sanar

GALERÍA DE FOTOS DE LA VISITA A TAOS Y A LA FUNDACIÓN LAMA

 

4 Comments

  1. Encantada de leerte, como siempre, Yaisha, (es necesario sobre todo por el contexto,es una tonteria lo se, pero creo que es importante, mis disculpas de corazón) puedes arreglar el mejor por mayor en la parte que hablas de la Muerte de la hija Mayor de Mirabai. Mil abrazos y besos..

  2. Hermoso lugar Yaisha, estoy increiblemente maravillada de que existan tantas tradiciones espirituales juntas…, Mensaje para el mundo. Mil abrazos..siempre admirandote.Natty

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