Por Yaisha Vargas-Pérez, para el curso Mindfulness & Self-Compassion, Parte 1
¿Te visitas con regularidad? (Rumi, poeta persa)
Al comenzar a cultivar, o más bien recordar, nuestra presencia en el aquí y ahora, es muy atrayente el poder hacerlo de manera libre e informal en lugares que sean inspiradores, como la playa o paisajes naturales, y ese es un excelente comienzo y una manera de hacer la práctica sostenible.
Es posible, también, que con el paso del tiempo y la práctica, necesitemos profundizar, y estemos listos para tener un espacio fijo. Esto puede ser de gran ayuda, sobre todo en momentos de turbulencia o sufrimiento en nuestras vidas. Tan solo con mirar su espacio fijo de meditación, la mente comienza a sosegarse; tiene un refugio al cual acudir para dejar de estar en alerta constante, en estrés. Le damos permiso para que, por un rato, apague sus botones de aferramiento, aversión o confusión y simplemente respire enfocándose en el momento presente, regresando al ancla una y otra vez, una y otra vez. Eventualmente, la mente encuentra en ese ancla un cojincito interior, y comienza a tranquilizarse. Es importante no regañarla por distraerse, pues esa tendencia de salirse de momento presente es normal. Nuestra amígdala cerebral está preparada para ello, evolucionó así para que pudiésemos sobrevivir: pelear, huir, adormecerse o congelarse (fight, flight, freeze).
En su observación de la mente y su proceso de liberación del sufrimiento, Siddharta Gautama descubrió hace 2,600 años que esas mismas tendencias, cuando están fuera de control, son las que causan nuestro sufrimiento: nos aferramos a una realidad transitoria; le tenemos aversión a la realidad como es; o estamos confundid@s o en negación con la realidad.
Pero estas habilidades no son las únicas que nos pueden ayudar a sobrevivir. La cooperación, la solidaridad, la generosidad son algunas de las habilidades que también nos ayudan a sobrevivir. Esas están en nuestro cerebro más nuevo y evolucionado. Tener una práctica contemplativa nos ayuda a cultivar esa otra parte de nuestra mente.
Con la evolución de la práctica, llegan estados de concentración más profundos. La concentración es la cualidad básica para poder comenzar a sentir más felicidad interior. El cojín o silla de meditación es un buen espacio para cultivar esta concentración. Para ello, necesitamos que la postura tenga dos características: estructura, pero también suavidad. Cultivamos estructura en la columna vertebral, pero suavizamos nuestro abdomen, pulmones, corazón e intestinos. Alargamos la columna y la parte de atrás del cuello. Al alargar el cuello, la quijada tendrá la tendencia natural de bajar un poco y acercarse al pecho. Eso hará que nuestra mirada se pose de manera contemplativa sobre el suelo, a unos pocos pies frente a nosotr@s. Podemos cerrar los ojos para poder enfocarnos en nuestra ancla, o los podemos dejar levemente abiertos.
Encontrar la postura que funciona para nosotr@s es una exploración. Observamos cómo se siente nuestro cuerpo al asumir esa postura. Podemos preguntarnos: ¿puedo respirar así por un rato o es incómodo o doloroso? Se supone que la postura no nos duela ni nos cause sufrimiento… Es estructura con ternura, ¡no estructura con tortura!
La postura en sí es un ancla. Una de mis mentoras de vipassana/mindfulness me enseña: “La postura es la práctica”. Si mi postura se va deshaciendo, es posible que mi mente no esté presente. Entonces, regreso al presente acomodando nuevamente mi cuerpo. Si se me adormecen las piernas o siento dolor en alguna parte del cuerpo, puedo cambiar de postura suavemente, haciendo que ese movimiento consciente sea parte de la práctica.
Al escoger una postura, procuramos cuidar la salud de nuestra espalda.
A continuación, los props y las posturas que exploramos en clase y una más sobre la silla. Puede conseguir los props del zafu, zabutón y el banquillo en Amazon o tiendas en línea. Procuro buscar zafu y zabutón que estén rellenos de “kapok”, en vez de material sintético. El “kapok” es el algodoncillo que bota la semilla del árbol de ceiba. En Tailandia hay una especie de ceiba más pequeña. El algodoncillo que producen sus semillas se utiliza para rellenar estos cojines. Es importante volver a darle volumen a zafu (el cojín redondo) al terminar de meditar para que no tome forma aplastada. Es una manera de decir también que nos importa nuestra práctica y le estamos dando cariño a nuestros props.
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Zabutón de meditación

Zafu y zabutón

Banquillo de meditación

Postura de piernas cruzadas o un pie enfrente del otro

Postura de piernas cruzadas, vista lateral

Piernas cruzadas, manos en posición zen

Postura de piernas cruzadas abrazando un cojín

Qué hacer si se adormece una pierna con la postura de piernas cruzadas

Postura de rodillas sobre banquito o cojín

Perspectiva lateral de la postura sobre las rodillas. Se puede hacer sentad@ sobre un banquito de madera o un cojín.

Postura de rodillas, manos en zen. Se puede hacer sentad@s sobre un banquito de madera o un cojín.

Postura de rodillas abrazando un cojín

Postura “Vipassana rest”.

Postura “Vipassana rest”, vista frontal

Postura sentada sobre la silla

Postura sobre silla con apoyo para la espalda.

Postura sobre la silla. Manos en posición de zen

Postura acostada:

Postura con el yoga mat

Postura con el yoga mat, manos en zen
