Por Samadhi Yaisha Vargas/crónica publicada en el diario puertorriqueño “El Nuevo Día” el domingo 8 de diciembre de 2013
“¡Nos vamos a casa!” les dije a mis dos gatos en voz alta antes de dar el último tour por mi antiguo apartamento, asegurándome de que estuviese vacío. Me preparaba para una pequeña guerra con ellos; detestaban meterse en sus bultos de viaje. Pero cuando regresé a la sala, no estaban por ninguna parte. Busqué con un poco de angustia hasta descubrir atónita que se habían metido solos en sus respectivos bultitos, el tamaño correcto para cada cual. Por primera vez, no hubo arañazos punzantes, maullidos quejosos ni correderas ansiosas. Me miraban como esperando que cerrara la cremallera para irnos. Entonces supe que la casa a la cual el Universno me había guiado sería de veras nuestro hogar.
¡De seguro un motivo de celebración! ¿No? Pero tener mi propio hogar, luego de la intensa búsqueda interna y externa que había vivido, provocó un terremoto interno. La estabilidad era un cambio enorme y muy distinto a la inseguridad emocional en la que había vivido durante años. Anhelaba serenidad, pero a la misma vez, mi mente le temía porque no era terreno familiar. “Así quizás se debe sentir un convicto cuando sale de la cárcel después de muchos años”, pensé. Mi adicción a la comida comenzó a patear con fuerza, y pese a que intenté mantenerla a raya, poco a poco, un día de recaída cada semana durante un mes, me llevó de nuevo al infierno. Era como si el ego de comelona compulsiva que también se deprivaba de nutrición supiera que pronto se quedaría sin razón para existir, y diera sus últimos aletazos. No estaba preparada para manejar aquello.
Latigarme no funcionaría, ya lo había intentado, así que traté lo contrario. Aferré mis manos al tocador y le dije a mi reflejo con determinación sin precedentes: “Sabemos lo que nos viene encima, y yo te voy a amar incondicionalmente, ¡sin importar lo que pase!” Me agarré de mi programa de recuperación como se afinca un náufrago al último madero, y con fe de acero, me levanté todos los días con la esperanza de abstinencia para terminar en otro día de pesadillas. Sí hubo un signo de recuperación pese a la recaída: no consumí mi peor droga comestible—azúcar refinada. Algo en mí me protegía de tocar ese fondo, tras escuchar historias de gente que jamás regresa de esos episodios, aunque parezca increíble. Lo que ocurre es que aún no le llamamos adicción, porque la palabra es difícil de admitir. Más bien le ponemos nombre de enfermedades crónicas: diabetes, amputaciones, alta presión, colesterol alto, obesidad, y en algunos casos, condiciones cardiacas, etc. Todas ellas, mortales.
Para “empeorar” la transición, en aquellas seis semanas mi mentora de recuperación me dijo adiós para que alguien más especializada me pudiera ayudar, recibí una oferta de trabajo y el amor comenzó a tocar mi puerta. La Vida me abría el pecho para recibir todo de golpe, igual que tres años antes se lo llevó todo a la vez. Ambas transiciones, una de pérdidas y otra de ganancias, tuvieron el efecto de inmanejabilidad en mí. “Cuando una se expande, eso también puede doler”, me dijo una ministro. “Pregúntale a una mujer de parto”, sonrió. ¿Cómo sale una de una recaída como ésa? Aquella fue una gran lección de humildad, porque durante meses presumí de trabajar todas mis herramientas con diligencia, segura de que eso me garantizaría el resultado de la abstinencia (no consumir alimentos alérgenos que provocan la compulsión). Me sentía levemente “por encima” de aquellos que no habían llegado donde yo estaba, y eso contribuyó a mi situación.
El orgullo es un gran obstáculo para alguien en recuperación. Así que me rendí de nuevo, y entregué el resultado de mis esfuerzos, pidiendo aprender la lección.
Según mi calendario, me tocaba una clase de metafísica, tras la cual debía aplicar dichos principios a una situación de mi vida y escribir un ensayo al respecto. En mis meditaciones, escuché con claridad: “Vas a utilizar la metafísica para tu proceso recuperación, para salir de este episodio”. Cinco años antes me hubiese reído con sorna de aquel mensaje, pero la circunstancia me tenía de rodillas: un día más de ausencias o tardanzas y perdería mi trabajo actual, así como la oferta que me habían extendido. Con intentarlo, no tenía nada que perder.
Los procesos de recuperación proveen el hermoso paso 11: mejorar nuestro contacto consciente con nuestro Poder Superior, tal y como nosotros lo concebimos. Y en la metafísica, ese poder o consciencia suprema se conoce como Mente Divina, la Inteligencia que creó todo lo que existe. Cada ser posee en sí una versión de esa mente universal, y los seres humanos podemos activar nuestras capacidades (fe, fortaleza, sabiduría, amor, dominio, entendimiento, imaginación, voluntad, orden, entusiasmo, etc.) a través de la meditación y las afirmaciones, entre otras herramientas.
No tenía idea cómo aplicar la metafísica a mi recuperación, pero había aprendido que esas cosas no se descifran, sino que el entendimiento llega cuando una abre el corazón con humildad. Estuve atenta a las señales hasta que una noche me di cuenta que el resto de mi grupo de recuperación estaba abstinente, menos yo. Todo el mundo había abrazado el plan de comida sugerido, menos yo, porque me aterraba sentir hambre. Yo había impuesto el plan de mi dietista, quien a fin de cuentas cambiaba la dieta a mi antojo cuando yo se lo pedía. La razón de mi recaída fui yo misma; no estaba dispuesta a rendir la substancia que me esclavizaba. Las transiciones que vivía, aunque positivas, dejaron al descubierto que mi conducta aún era controladora. Era normal que quisiera protegerme tras haberme rendido ante otros seres humanos, lo que tuvo resultados emocionalmente devastadores. Pero en esta ocasión, no se trataba de idolatrar a alguien y hacer todo lo que dijera. En los programas de recuperación, el Poder Superior de cada cual está a cargo de su proceso y las guías son sugeridas. No hay condenación, sólo compasión y apoyo.
Exhalé y me rendí, pronunciando mis afirmaciones, primero dejando ir y luego abrazando algo nuevo: “Dejo ir el miedo a hacer mi programa de recuperación al cien por ciento. Suelto mi voluntariedad, y abrazo la voluntad del Universo para mí”. “Yo puedo hacer mi programa al cien. Estoy lista para un(a) mentor(a) que me ayude a salir adelante. Mi Poder Superior me lleva con amor a la sanidad. Me visualizo sana. Estoy lista para Tu plenitud”.
Creí que todo esto podía ser cierto para mí, y luego lo dejé ir. En pocas semanas, apareció una mentora nueva con 34 años de recuperación, quien creyó en mí sin reservas. En su actitud, no hubo espacio para dudar que saldría adelante. Por consiguiente, yo tampoco lo dudé, y aunque mi primera semana de abstinencia fue terrible y dolorosa, pasé la prueba. Un mes después fue mi cumpleaños. Mi proceso de recuperación me regaló, además de humildad, poder mantener mi trabajo y aceptar una promoción, decir que sí quería amar de nuevo, y la capacidad de ordenar en un restaurante lo que necesitaba con las medidas requeridas, por primera vez en más de un año. Aquella noche, sentí que el Universo me apoyaba y sonreía, y me atreví a preguntar si sería posible, cultivando esa relación metafísica un pasito a la vez, lograr más libertad dentro de mi programa y vivir a plenitud: viajar de nuevo, compartir más con amigos, ser completamente feliz. Un remolino de alegría rodeó mi cuerpo y mis pensamientos. Sonreí ante la idea de mantener mi mente abierta a que todo es posible con práctica y paciencia.
(English below)
Periodista, columnista y practicante e instructora de mindfulness. Tiene nueve años de experiencia en la cobertura de noticias generales (1999-2008) y diez años de experiencia en la cobertura específica de temas de salud holística (2008-2018). Como periodista de temas generales, fue reportera de WKAQ-Radio Reloj (1999-2005), redactora para la Agencia Española de Noticias EFE (2003-2005) y reportera para The Associated Press (2005-2008). Recibió premios de la Asociación de Periodistas de Puerto Rico (2001 y 2007), el Overseas Press Club (2008) y la Fundación Laura Rivera Meléndez (2007).
Desde el 2010, ha sido la autora de la columna “90 días”, que se publica en el periódico El Nuevo Día, la cual narra la arrojada travesía de una buscadora espiritual para encontrar sanación total y un profundo sentido de la vida.
En 2012 comenzó a escribir para la revista Daily Word / La Palabra Diaria y entre 2013 y 2015 fue la editora asociada de Laura Harvey, editora anterior de la revista. Aún escribe para ese medio. También ha escrito artículos para la revista Vibra Bien Magazine, y ha traducido innumerables artículos y folletos para la Sede Central de Unity en Missouri. Sus poemas han sido publicados en El Nuevo Día y Daily Word/La Palabra Diaria.
Oriunda de Puerto Rico, ha vivido en Valencia, España (2001), India (2010), Kansas City, Missouri (2010-2013); Unity Village, Missouri (2013-2015), y Escondido, California (2015-2016). Ha estudiado y practicado espiritualidad en ashrams, escuelas de yoga, monasterios, la Escuela de Cristianismo Práctico Unity y centros de meditación budista en las tradiciones theravada (vipassana), majaiana (zen) y tibetana.
Yaisha ha estudiado varios tipos de yoga desde el año 2004 en Puerto Rico, India y Estados Unidos. Conoció a B.K.S. Iyengar en Puna, India (2010) y estudió con dos estudiantes graduados de sus programas de enseñanza. En Estados Unidos, estudió con Judith Lasater (2011), quien trajo la yoga restaurativa a América; con Aadil Palkhivala (2011), cofundador de Purna Yoga; con Kim Lacy (2011-2015), maestra certificada en el sistema Iyengar, y con Mary Obendorfer (2011), maestra senior del sistema Iyengar y codirectora del Centro de Yoga B.K.S. Iyengar en San Diego. También impartió clases de yoga restaurativa durante dos años en Puerto Rico (2008-2010) y tuvo estudiantes cuando vivió en India (2010) y en Missouri (2011).
Comenzó a estudiar mindfulness en el año 2011 bajo la tutela de Robert Brumet en Kansas City, Missouri, quien estudió con el reconocido psicólogo Jack Kornfield, una de las figuras principales en traer el mindfulness y la tradición theravada del budismo (vipassana) a Occidente. Entre los maestros de mindfulness de Yaisha se destacan Brumet, Kornfield, Tara Brach, Kristin Neff (investigadora pionera de self-compassion), Chan Huy (quien estudió directamente con Thich Nhat Hanh), Lama Surya Das (contemporáneo de Ram Dass y Krishna Dass), las enseñanzas de Thich Nhat Hanh, Joseph Goldstein y Sharon Salzberg. Entre 2015 y 2016, vivió cerca del monasterio Deer Park en California, fundado por Thich Nhat Hanh en la tradición de Plum Village, donde practicaba todas las semanas y realizó tres retiros de mindfulness. Además, desde 2011 ha participado en retiros de mindfulness con Brumet (2011-2015), Lama Surya Das (2012-2014), Chan Huy (2014), Sally Armstrong (2016), Christianne Wolf (2016, 2018), Jack Kornfield (2015, 2017), Tara Brach (2017), Kristin Neff (2016, 2018), Mary Grace Orr (fundadora de Insight Santa Cruz, 2016, 2018), Bob Stahl (actual director de Insight Santa Cruz, 2016, 2018). Ha pertenecido a las sanghas de meditación de Robert Brumet (2011-2015) y Mindful Heart Meditation Sangha (2014-2015) en Kansas City, Missouri; así como a Insight San Diego (2015-2016) en California, Four-Fold Sangha en Deer Park Monastery, en Escondido, California (2015-2016), el Centro Zen de Puerto Rico (2015-2018) y el Centro de Zen Soto de Cupey (2018). Estudió con la escritora y maestra interespiritual y Mirabai Starr en 2015, y tomó cursos de mindful writing con Amy Spies en Insight L.A. en Los Ángeles, California (2016).
Actualmente, realiza una certificación en mindfulness a cargo de los reconocidos doctores en psicología Jack Kornfield y Tara Brach, la cual será otorgada en el 2019 por el Awareness Training Institute y el Greater Good Science Center en California.
Domina el medio de la radio y la oratoria, así como la redacción, edición y revisión de texto en español y en inglés. Ha traducido, editado y revisado traducciones, en trabajos tanto de libros como folletos, para Daily Word / La Palabra Diaria, la Sede Central de Unity, en Missouri; Al‑Anon Family Groups, en Virginia; la sede central de Centers for Spiritual Living, de la filosofía La Ciencia de la Mente de Ernest Holmes, en Colorado; el Center for Spiritual Living en Santa Rosa, California; Estudios Técnicos, Inc., en Puerto Rico; Newsela Inc., en Estados Unidos, y el Centro de Periodismo Investigativo en Puerto Rico.
Escribe, edita y traduce en ambos idiomas sobre los temas mencionados. Es dueña del sitio web www.mindfulwritings.com ❦
❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦ ❦
❦ Journalist, columnist, and mindfulness meditation practitioner and instructor. Yaisha has nine years of experience in hard-news coverage (1999-2008) and ten years of experience specifically in holistic health topics (2008-2018). As a hard-news journalist, she was a reporter for WKAQ-Radio Reloj (1999-2005), a writer for EFE International Spanish News Agency (2003-2005) and a reporter for The Associated Press (2005-2008). She earned awards from the Puerto Rico Journalists Association (2001 and 2007), the Overseas Press Club (2008) and Laura Rivera Meléndez Foundation (2007).
Since 2010, she has been the author of the column “90 días”, published by the Puerto Rican mainstream journal El Nuevo Día, in which she narrates the daring journey of a spiritual seeker to find deep and definite healing and meaning.
In 2012 she began writing for the Daily Word / La Palabra Diaria magazine, and between 2013 and 2015 she was the associate editor of Laura Harvey, former editor of the magazine. She still writes for Daily Word. She has also published articles on Vibra Bien Magazine and has translated countless articles and booklets for Unity World Headquarters at Unity Village, Missouri. Her poems have been published in El Nuevo Día and Daily Word/La Palabra Diaria.
A native Puerto Rican, she has lived in Valencia, Spain (2001), India (2010), Kansas City, Missouri (2010-2013); Unity Village, Missouri (2013-2015), and Escondido, California (2015-2016). She has studied and practiced spirituality in ashrams, yoga schools, monasteries, Unity School of Practical Christianity and Buddhist meditation centers in the Theravada (Vipassana), Mahayana (Zen) and Tibetan traditions.
Yaisha has studied several styles of yoga since 2004 in Puerto Rico, India, and the U.S. She met B.K.S. Iyengar in Puna, India (2010) and studied with two Iyengar Yoga teachers. In the U.S., she studied with Judith Lasater (2011), who brought the restorative yoga system to America; with Aadil Palkhivala (2011), co-founder of Purna Yoga; with Kim Lacy (2011-2015), certified teacher in the Iyengar Yoga system, and with Mary Obendorfer (2011) senior teacher of the Iyengar Yoga system and co-director of the B.K.S. Yoga Centers of San Diego. She also taught restorative yoga in Puerto Rico for two years (2008-2010), and had students when she lived in India (2010) and Missouri (2011).
She began studying mindfulness in 2011 with Robert Brumet in Kansas City, Missouri, who studied with renowned Buddhist psychologist Jack Kornfield. Kornfield is of the key figures in bringing mindfulness and the Buddhist Theravada tradition (Vipassana) to the West. Among Yaisha’s mindfulness teachers are Brumet, Kornfield, Tara Brach, Kristin Neff (pioneer researcher of self-compassion), Chan Huy (who studied directly with Thich Nhat Hanh), Lama Surya Das, the teachings of Thich Nhat Hanh, Joseph Goldstein, and Sharon Salzberg. Between 2015 and 2016, she lived close to Deer Park Monastery in Escondido, California, founded by Thich Nhat Hanh in the tradition of Plum Village, where she practiced every week and did three mindfulness retreats. Also, since 2011 she as attended mindfulness retreats with Brumet (2011-2015), Lama Surya Das (2012-2014), Chan Huy (2014), Sally Armstrong (2016), Christianne Wolf (2016, 2018), Jack Kornfield (2015, 2017), Tara Brach (2017), Kristin Neff (2016, 2018), Mary Grace Orr (founder of Insight Santa Cruz, 2016, 2018), Bob Stahl (current director of Insight Santa Cruz, 2016, 2018). She has belonged to the meditation sanghas of Robert Brumet (2011-2015) and Mindful Heart Meditation Sangha (2014-2015) in Kansas City, Missouri; and also, to Insight SD (2015-2016) in San Diego, California, Four-Fold Sangha in Deer Park Monastery in Escondido, California (2015-2016), the Puerto Rico Zen Center (2015-2018) and the Puerto Rizo Soto Zen Center of Cupey (2018). She studied with inter-spiritual teacher and writer Mirabai Starr in 2015 and took mindful writing courses with Amy Spies in Insight LA in Los Angeles, California (2016).
She is currently a student in the first class of the Mindfulness Meditation Teacher Certification Program, of which the main teachers are Buddhist psychologists Jack Kornfield and Tara Brach. She will be certified in 2019 by the Awareness Training Institute and the Greater Good Science Center in California.
She is a skilled radio host, public speaker, writer, editor, translator, and proofreader in both English and Spanish. She has translated, edited, and proofread translations for booklets and books for Daily Word / La Palabra Diaria, Unity World Headquarters in Missouri, Al‑Anon Family Groups, in Virginia; the headquarters for the Centers for Spiritual Living, the philosophy of The Science of Mind by Ernest Holmes, in Colorado; the Center for Spiritual Living in Santa Rosa, California; Estudios Técnicos, Inc., in Puerto Rico; Newsela Inc., in the U.S. and the Center for Investigative Journalism in Puerto Rico.
She writes, edits, and translates in both languages about the topics mentioned above. Yaisha is the owner of the website www.mindfulwritings.com ❦
View all posts by Yaisha Vargas-Pérez
2 Comments
Te admiro !!!! yo después de años no tengo la voluntad de dejar mi CIGARRO, increible, como no llego a plantearmelo siquiera, es uno mas con mi evolución de vida, como una ducha, como cepllarte los dientes o comer, es terrible Samadhi, para mi, que medito, soy muy zen en todo, pero no hay perfección, lo perfecto es inhumano, leerte me ayuda tanto, muchisimo, aún así amiga mia, no logro ni siquiera pensar en quitarme este mal habito.
Un enorme abrazo, un beso y FELICES FIESTAS<3
Te admiro !!!! yo después de años no tengo la voluntad de dejar mi CIGARRO, increible, como no llego a plantearmelo siquiera, es uno mas con mi evolución de vida, como una ducha, como cepllarte los dientes o comer, es terrible Samadhi, para mi, que medito, soy muy zen en todo, pero no hay perfección, lo perfecto es inhumano, leerte me ayuda tanto, muchisimo, aún así amiga mia, no logro ni siquiera pensar en quitarme este mal habito.
Un enorme abrazo, un beso y FELICES FIESTAS<3
Querida Taruscha. Yo no sé si la meta sea la perfección, para mí es conectarse con Dios y tener plenitud. Eso es más que suficiente. Te abrazo.