90 días: Le entrego mis pasos a la Tierra

Por Yaisha Vargas-Pérez / columna publicada el domingo 30 de abril de 2017 en el diario puertorriqueño El Nuevo Día

Gracias a la crisis que nos ha recordado que somos human@s y vulnerables. La crisis que ya no es personal, sino global. Gracias a las mujeres y sus marchas hermanadas a lo largo de muchos países en enero. Gracias al paro de los inmigrantes en febrero. Gracias a los científicos que salieron de sus laboratorios en abril en muchas naciones para encarnar el grito de sufrimiento de la Tierra. Gracias a los estudiantes y su fuerza vital y necesaria. Gracias a los agroecólogos que nos enseñan a cultivar la Tierra sin hacerle daño —ni hacernos daño— con veneno. Gracias a los sindicatos por la movilización.

Gracias a ellos y por ellos, muchos buscadores espirituales ofrecemos nuestros pasos y aliento conscientes: nos unimos a miles que le hacen frente al sufrimiento del país y del mundo.

Gracias a los maestros budistas y su declaración “Stand Against Suffering”, publicada en la revista Lion’s Roar: “Se necesitan personas de todas las creencias religiosas en el frente, resistiendo las políticas que causarán daño y ofreciendo una visión nueva y positiva… entrelazando sus brazos con toda la gente de buena voluntad para proteger a los vulnerables, contrarrestar la violencia y la opresión del sistema, y trabajar para una sociedad más justa y solidaria”.

Gracias a los agroecólogos quienes, como enredaderas de calabaza y cundeamor, han entrelazado a la gente de vuelta con la Tierra y han sembrado en l@s estudiantes, laicos, creyentes y no creyentes las soluciones para la crisis, el hambre, la desigualdad y el cambio climático: la sustentabilidad y la soberanía alimentaria. Ián Pagán Roig, fundador del proyecto agroecológico El Josco Bravo, narró en las redes sociales que hace unos días ofreció una charla en una iglesia cristiana, y para él fue refrescante ver cómo las agrupaciones religiosas contextualizaban muy bien dentro de sus creencias la defensa de la Tierra y la justicia. “A fin de cuentas, para los cristianos la Tierra es creación de Dios y urge defenderla. Entendieron muy bien que ser revolucionarios en estos tiempos es cosa de cristianos”, dijo.

Gracias a los agroecólogos por divulgar el documental “Las cosechas del futuro”, una investigación de la periodista francesa Marie-Monique Robin, que informa que el uso de pesticidas en los alimentos causa cada año 26,000 casos de cáncer y $10,000 millones en gastos de salud. En el documental, un agricultor estadounidense que usa pesticidas reconoce el daño que estos le causan al suelo y a las personas, y un agricultor ecológico mexicano explica la diferencia entre la seguridad financiera y la seguridad alimentaria.

Gracias por ese despertar. Habíamos puesto nuestra fe en una seguridad financiera que era una ficción legal: planes de retiro, públicos o privados, que se van disolviendo debido a los recortes gubernamentales o los golpes especulativos de la bolsa de valores.

En contraste, la agroecología nos ofrece algo real: la seguridad alimentaria fundamentada en la verdad de la Tierra que pisamos y en su fertilidad generosa. La agroecología es el derecho a vivir.

Con todos ellos y por todos ellos, las plantas de mis pies besarán las plantas de la Tierra y de la brea picante bajo el Sol o la lluvia, mañana 1 de mayo. Marcharé desde mi práctica espiritual y sentido de justicia. Y también, el domingo 21 de mayo desde las 10 de la mañana en la calle Chardón de Hato Rey, en la marcha pacífica para crear consciencia sobre los daños que causan en la salud humana y planetaria los pesticidas y productos transgénicos de empresas como Monsanto.

Para la diáspora y nuestros amigos alrededor del mundo, la flautista y piccolista boricua Ana María Hernández-Candelas y esta servidora hemos creado el evento de Facebook “Mis Pasos Solidarios por Puerto Rico el 1 de mayo”. Reflexionemos sobre la Isla y el mundo que queremos. Ofrezcamos nuestros pasos por la educación, la igualdad económica, la seguridad alimentaria y la paz ambiental, para que tod@s tengamos acceso a las cosas básicas que la Tierra Madre ya nos regala.

Foto tomada por Yaisha Vargas-Pérez tras meditar caminando sobre la grama en Unity Village, Missouri, en 2014.

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