Por Yaisha Vargas / crónica publicada el domingo 8 de marzo en el diario puertorriqueño “El Nuevo Día”
Ya me había pasado con un brócoli iluminado. Me enamoré tanto de su verdor nutricional que dancé en éxtasis en la tabla de madera de mi cocina mientras le cortaba su cruda y dulce corona. Me expandí con sus nutrientes, sonreí con sus minerales y degusté sus deliciosas vitaminas.
Pues bien, me volvió a suceder: esta vez con un aguacate.
En mi camino de regreso a la yoga como práctica diaria, pedí guía para volver al veganismo gradualmente. Si bien ser vegana radical me había dejado colgando en la delgadez, mareada y con la piel reseca, volver a consumir lácteos había tupido nuevamente mi sistema respiratorio, algo que había temido podía ocurrir. Entonces dejaba de lado el queso y los alimentos ácidos por una temporada, y me sentía mejor. Pero volvía a ello en ciclos. Necesitaba ayuda para escoger conscientemente los alimentos alcalinos la mayoría del tiempo. Me ayudaban a mantener mi cuerpo feliz.
Lo positivo de añadir algún tipo de proteína animal era que ya los mareos no ocurrían. Necesitaba un balance. No sabía cómo hacerlo sola, así que pedí guía. Mientras, me atrevía poco a poco a regresar al yoga mat, ya sin esperar las instrucciones de nadie para practicar. Mi rutina de yoga comenzó a ser mía. Escuchaba las instrucciones de mi propia conciencia. En esa práctica de plena conciencia sobre mi cápsula humana, descubrí que algunos alimentos, como la leche de vaca –aún orgánica y sin antibióticos ni hormonas— deprimían mi sistema nervioso. Si los consumía por la mañana, mi día era emocionalmente muy difícil y manejar las cosas era más complejo. Si no los ingería, no tenía tanto esa dificultad.
El regalo de mis oraciones llegó algunos meses después, en la forma de un episodio de influenza que brotó de mi cuerpo durante tres semanas. Se incubó con el cansancio de las fiestas navideñas y la resequedad del aire en las cabinas de los aviones en los que viajé. También, el exponerme a temperaturas extremas de calor y frío durante las travesías entre diciembre y enero, así como el contacto con pasajeros que quizás cargaban el virus. Ayudé a la desintoxicación de mi cuerpo tanto como pude y visité mi terapista de activación linfática. Mi cuerpo gritó, “¡No más queso!”. Tenía en mis manos el momento perfecto para dejar ir mis añoranzas de roedora. Cada respiración dolorosa y congestionada, cada sacudida de mocos rosaditos de mi nariz y cada pulsación de alfileres delirantes en mi cabeza, me empujaba a agradecer la salud como un regalo preciado y frágil. Me propuse que, cuando sanara de aquel episodio, agradecería con frecuencia poder respirar sin dolor.
El virus dijo adiós con un estornudo póstumo y lo despedí con una limpieza yóguica de 21 días. La vida me dejó saber, sin sutilezas ni anestesias, que era hora de hacer esto sin miedo. Yo le dije, “No que si el presupuesto. No, que ya tengo algo los domingos a esa hora…” Hasta que observé al guía de mi automóvil casi girar solito en dirección al curso. No tendría más opción que asistir. Necesitaba atravesar esas tres semanas, las cuales comenzarían diez días antes de la Cuaresma. Metafísicamente, la Cuaresma es un tiempo para dejar ir aquello que ya cumplió su propósito pero se quedó enganchado a nuestro ego en forma de hábitos, personas, lugares o cosas. Escribí mis apegos expirados en un papel de cera y lo quemé con la llama de una vela. Esa limpieza yóguica impulsó mis intenciones. Fue un proceso de purificación de cuerpo, mente y emociones.
La instructora explicó que, durante los 21 días, dejaríamos fuera el azúcar, el alcohol, el tabaco, las comidas procesadas, la carne, el huevo y los lácteos. Haríamos una rutina de yoga todos los días, no necesariamente intensa; podía ser liviana. La primera comida del día era cocida: algún cereal como avena, cebada o afrecho; frutas frescas, alguna proteína vegana (habichuelas o tofú) y nueces para suplir las grasas. La segunda comida era crudívora: mayormente vegetales frescos, ensaladas frescas, fideos de calabacín crudo, una proteína vegana, nueces, etcétera. Y la cena era líquida: batidas de vegetales y las habichuelas y el arroz integral hechos en puré. Antes del desayuno, tomaríamos agua tibia con un poco de limón, y tras cada comida, ingeriríamos alguna bebida tibia, como té sin teína o cafeína.
En esa primera clase, la instructora repasó lecciones que había aprendido y querido olvidar. Sentía que la yoga me había herido profundamente. Pero aquella mañana, sentada sobre el suelo de madera tibiado por el mediodía, acojinada por una colorida manta mexicana y rodeada del incienso indio que había rehusado respirar, descubrí que mi resquemor había desaparecido. Mi alegría fue tal que salí del edificio andando sobre la felicidad, con los pies a unas pulgadas del concreto. No recuerdo sol de invierno más brillante y más cálido; era una delicia andar por la calle. Aquel resplandor atravesaba mi ropa, mi cuerpo y expandía la luz de mi alma. Ya no me sentía lastimada por la yoga. Mis lesiones habían sanado. Había encontrado una nueva comunidad de yoguis.
Cuando llegué a mi casa, corté vegetalitos frescos, majé un poco de tofú crudo, me serví del arroz integral que había cocido por la mañana y lo adobé todo con una salsa india hecha de coco y especias. Entre los vegetales, colé un pedacito de aguacate orgánico.
El maestro zen vietnamés Thich Nhat Hanh me enseña que el momento de preparar e ingerir alimentos es sagrado. En ese instante, cada uno de los nutrientes que tengo frente a mí es un embajador del universo que trae un mensaje de apoyo y sustento para la vida que hay en mí. Cada hoja de lechuga, de espinaca y cada semilla de tomate contiene el código del cosmos entero, sólo que organizado en una secuencia diferente.
Así que deslicé el cuchillo entre la corteza fruncida del aguacate y descubrí su pastosa y verde suavidad. Por entre algunos tonos amarillos de su pulpa espesa, imaginé que los omegas me sonreían con emoción. Acomodé mi comida con amor y conciencia en un plato bonito, el cual posé sobre la mesita de mosaico del balcón, y me senté a dejar que me mirara el sol.
Estaba muy presente ante mis alimentos y sentada cerca de la naturaleza. Sentía que las plantas me acompañaban, aun cuando los rosales hibernaban tiesos. Disfruté de esa tarde de invierno tibio.
Cuando mis dientes mordieron el aguacate, me saturó el paladar un sentido de íntima plenitud. En el instante glorioso en el que deslicé la cáscara tosca entre mis incisivos y miré el pedazo perfecto que había comenzado a consumir –su dureza y su suavidad, su dulzura y su condimento de semilla grasa y saludable— supe que no había separación entre el aguacate y yo. La yoga me unía de nuevo por dentro. Yo era el aguacate maduro, pero también las rosas dormidas, el sol tímidamente extático, el mosaico en mi balcón y la brisa fresca. Me acercaba más al centro de mí misma, donde también viven todas las cosas.
De repente, mi piel sonrió en tonos verde y amarillo, y los omegas grasos bailaron de alegría sobre mi epidermis feliz. Aquel aguacate me había liberado. Allí estaba, entre mis dedos y en mi plato de pura vida, la vida nueva –ahora libre de duelos puntiagudos—que comenzaba para mí.
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Biografía en español ❦
Instructora de mindfulness, traductora, editora, columnista y poeta. Es graduada de la primera clase del programa Mindfulness Meditation Teacher Certification Program a cargo de los reconocidos doctores en psicología Jack Kornfield y Tara Brach. La certificación fue otorgada en junio de 2019 por el Greater Good Science Center, adscrito a la Universidad de California en Berkeley, en asociación con Sounds True.
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Ha enseñado mindfulness y self-compassion en Sagrado Global, el Centro Sofía y la Biblioteca Madre María Teresa Guevara, los tres en la Universidad del Sagrado Corazón en Puerto Rico; Insight LA en Los Ángeles, California; el Colegio de Dietistas y Nutricionistas de Puerto Rico, la Asociación de Industriales de Puerto Rico, entre otras instituciones.
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Comenzó a estudiar mindfulness en el año 2011 bajo la tutela de Robert Brumet en Kansas City, Missouri, quien estudió con el reconocido psicólogo Jack Kornfield, una de las figuras principales en traer el mindfulness y la tradición theravada del budismo (vipassana) a Occidente. Entre los maestros de mindfulness de Yaisha se destacan Brumet, Kornfield, Tara Brach, Kristin Neff (investigadora pionera de self-compassion), Chan Huy (quien estudió directamente con Thich Nhat Hanh), Lama Surya Das (contemporáneo de Ram Dass y Krishna Dass), Andrea Castillo, Francisco Gable, Bhikkhu Analayo, Guy Armstrong, las enseñanzas de Thich Nhat Hanh, Joseph Goldstein y Sharon Salzberg . Entre 2015 y 2016, vivió cerca del monasterio Deer Park en California, fundado por Thich Nhat Hanh en la tradición de Plum Village, donde practicaba todas las semanas y participó en tres retiros de mindfulness. Además, desde 2011 ha participado en 32 retiros o entrenamientos de mindfulness o vipassana con Brumet (2011-2015), Lama Surya Das (2012-2014), Chan Huy (2014), Sally Armstrong (2016), Christianne Wolf (2016, 2018), Jack Kornfield (2015, 2017), Tara Brach (2017), Kristin Neff (2016, 2018), Mary Grace Orr (fundadora de Insight Santa Cruz, 2016, 2018, 2020, 2021), Bob Stahl (exdirector de Insight Santa Cruz, 2016, 2018, 2020, 2021), Andrea Castillo y Bruni Dávila (Insight Retreat Center en Santa Cruz, California, 2019, 2020, 2021) Guy y Sally Armstrong (maestros seniors de Insight Meditation Society, 2020, 2021), Gil Fronsdal (fundador de Insight Meditation Center de Red Wood City, 2020, 2021). Pertecene a la sangha que dirige Mary Grace Orr. Ha pertenecido a las sanghas de meditación de Robert Brumet (2011-2015) y Mindful Heart Meditation Sangha (2014-2015) en Kansas City, Missouri; así como a Insight San Diego (2015-2016) en California, Four-Fold Sangha en Deer Park Monastery, en Escondido, California (2015-2016), el Centro Zen de Puerto Rico (2015-2018), el Centro de Zen Soto de Cupey (2018), Dharma en Español de Andrea Castillo (2019-2021). Estudió con la escritora y maestra interespiritual y Mirabai Starr en 2015, y tomó cursos de mindful writing con Amy Spies en Insight L.A. en Los Ángeles, California (2016, 2020, 2021).
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Antes de ser instructora de mindfulness, Yaisha Vargas fue periodista de "hard news" (1999-2008) para los medios WKAQ-Radio Reloj (1999-2005), Agencia Española de Noticias EFE (2003-2005) y The Associated Press (2005-2008). Recibió premios de la Asociación de Periodistas de Puerto Rico (2001 y 2007), el Overseas Press Club (2008) y la Fundación Laura Rivera Meléndez (2007). Tiene 13 años de experiencia en la cobertura específica de temas de salud holística (2008-2021).
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Entre 2010 y 2020 fue autora de la columna “90 días”, que se publicó en el periódico El Nuevo Día, en la cual narró la arrojada travesía de una buscadora espiritual para encontrar sanación total y un profundo sentido de la vida. Como parte de esa búsqueda, viajó a India, España, Missouri (EE.UU.) y California (EE.UU.). Durante sus viajes, conoció a más de 25 maestros espirituales y oradores de diferentes tradiciones espirituales; trabajó como asociada de oración de Silent Unity en Unity Village, Missouri, y como representante de servicio al cliente de esa institución.
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En 2012 comenzó a escribir para la revista Daily Word / La Palabra Diaria en Unity Village, Missouri, y entre 2013 y 2015 fue la editora asociada de Laura Roy Harvey, editora anterior de la revista. Daily Word / La Palabra Diaria ha sido publicada desde 1924, ha tenido hasta dos millones de lectores y se traduce a ocho idiomas. Como editora asociada, Yaisha estuvo a cargo de supervisar la traducción al español para los países hispanohablantes. También ha escrito artículos para la revista Vibra Bien Magazine, y ha traducido innumerables artículos y folletos para la Sede Central de Unity en Missouri. Sus poemas han sido publicados en El Nuevo Día y Daily Word/La Palabra Diaria.
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Oriunda de Puerto Rico, ha vivido en Valencia, España (2001), India (2010), Kansas City, Missouri (2010-2013); Unity Village, Missouri (2013-2015), y Escondido, California (2015-2016). Ha estudiado y practicado espiritualidad en ashrams, escuelas de yoga, monasterios, la Escuela de Cristianismo Práctico Unity y centros de meditación budista en las tradiciones theravada (vipassana), majaiana (zen) y tibetana.
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Ha estudiado varios tipos de yoga desde el año 2004 en Puerto Rico, India y Estados Unidos. Conoció a B.K.S. Iyengar en Puna, India (2010) y estudió con dos estudiantes graduados de sus programas de enseñanza. En Estados Unidos, estudió con Judith Lasater (2011), quien trajo la yoga restaurativa a América; con Aadil Palkhivala (2011), cofundador de Purna Yoga; con Kim Lacy (2011-2015), maestra certificada en el sistema Iyengar, y con Mary Obendorfer (2011), maestra senior del sistema Iyengar y codirectora del Centro de Yoga B.K.S. Iyengar en San Diego. También impartió clases de yoga restaurativa durante dos años en Puerto Rico (2008-2010) y tuvo estudiantes cuando vivió en India (2010) y en Missouri (2011).
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Nació en Santurce, Puerto Rico, en 1977 y pasó la mayor parte de su niñez y adolescencia en el pueblo de Trujillo Alto. Se graduó como la valedictorian de su clase de escuela superior en el Colegio Nuestra Señora del Carmen en 1995 y su puntuación del College Board estuvo entre las primeras cien de ese año. Fue editora del periódico escolar "Reflejos" y coeditora del anuario. También se graduó Summa Cum Laude de su bachillerato en Comunicación con especialidades en Periodismo y Telecomunicaciones en la Universidad del Sagrado Corazón en Puerto Rico (1999). Fue galardonada con la Medalla Pórtico y con la Beca "Fondo de Estudiantes Excepcionales" (FEE) de esa institución. Su nombre aparece en el Dean's List (1998). Estudió dos Másters en redacción de guiones de cine en la Universitat Autònoma de Barcelona (2001) y en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en Valencia (2002).
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Domina el medio de la radio y la oratoria, así como la redacción, edición y revisión de texto en español y en inglés. Ha traducido, editado y revisado traducciones, en trabajos tanto de libros como folletos, para Daily Word / La Palabra Diaria y la Sede Central de Unity en Missouri; la Oficina de Servicio Mundial de Al Anon Family Groups en Virginia; Barre Center for Buddhist Studies en Massachusetts; la Universidad de Zaragoza en España; la sede central de Centers for Spiritual Living, de la filosofía La Ciencia de la Mente de Ernest Holmes, en Colorado; el Center for Spiritual Living en Santa Rosa, California; Estudios Técnicos, Inc., en Puerto Rico, y Newsela Inc., en Estados Unidos.
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Escribe, edita y traduce en ambos idiomas sobre los temas mencionados. Ofrece sus servicios desde el sitio web www.amysticwriter.com.
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❦ (English bio) ❦
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Mindfulness instructor, translator, editor, columnist, and poet. She is a graduate of the first class Mindfulness Meditation Teacher Certification Program directed by renowned psychologists Jack Kornfield and Tara Brach. The certification was awarded in June 2019 by the Greater Good Science Center at the University of California, Berkeley, in association with Sounds True.
She has taught mindfulness and self-compassion at Sagrado Global, Centro Sofía and the Madre María Teresa Guevara Library, all three at Universidad del Sagrado Corazón in Puerto Rico; Insight LA in Los Angeles, California; the Association of Dietitians and Nutritionists of Puerto Rico; the Puerto Rico Manufacturers Association, among other institutions.
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She began studying mindfulness in 2011 under the tutelage of Robert Brumet in Kansas City, Missouri, who studied with renowned psychologist Jack Kornfield, one of the leading figures in bringing mindfulness and the Theravada tradition of Buddhism (vipassana) to the West. Yaisha's mindfulness teachers include Brumet, Kornfield, Tara Brach, Kristin Neff (pioneering self-compassion researcher), Chan Huy (who studied directly with Thich Nhat Hanh), Lama Surya Das (contemporary of Ram Dass and Krishna Dass ), Andrea Castillo, Francisco Gable, Bhikkhu Analayo, Guy Armstrong, the teachings of Thich Nhat Hanh, Joseph Goldstein and Sharon Salzberg. Between 2015 and 2016, she lived near Deer Park Monastery in California, founded by Thich Nhat Hanh in the Plum Village tradition, where she practiced every week and participated in three mindfulness retreats. In addition, since 2011 she has participated in 27 vipassana/mindfulness retreats with Brumet (2011-2015), Lama Surya Das (2012-2014), Chan Huy (2014), Sally Armstrong (2016), Christianne Wolf (2016, 2018), Jack Kornfield ( 2015, 2017), Tara Brach (2017), Kristin Neff (2016, 2018), Mary Grace Orr (founder of Insight Santa Cruz, 2016, 2018, 2020, 2021), Bob Stahl (former director of Insight Santa Cruz, 2016, 2018, 2020, 2021), Andrea Castillo and Bruni Dávila (Insight Retreat Center in Santa Cruz, California, 2019, 2020, 2021) Guy and Sally Armstrong (senior teachers at Insight Meditation Society, 2020, 2021), Gil Fronsdal (founder Insight Meditation Center of Red Wood City, 2020, 2021). She belongs to the sangha led by Mary Grace Orr, and has belonged to several meditation sanghas, including Dharma en Español, led by Andrea Castillo (2019-2020); Unity sangha led by Robert Brumet (2011-2015) and Mindful Heart Meditation Sangha (2014-2015) in Kansas City, Missouri; as well as Insight San Diego (2015-2016) in California, Four-Fold Sangha at Deer Park Monastery, in Escondido, California (2015-2016), Centro Zen de Puerto Rico (2015-2018) and Centro de Zen Soto de Cupey (2018). She studied with interspiritual writer and teacher and Mirabai Starr in 2015, and took mindful writing courses with Amy Spies at Insight L.A. in Los Angeles, California (2016, 2020, 2021).
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Before being a mindfulness instructor, Yaisha Vargas was a "hard news" journalist (1999-2008) for WKAQ-Radio Reloj (1999-2005), EFE Spanish International News Agency (2003-2005) and The Associated Press (2005 -2008). She received awards from the Puerto Rico Journalists Association (2001 and 2007), the Overseas Press Club (2008), and the Laura Rivera Meléndez Foundation (2007). She has 13 years of experience in specific coverage of holistic health topics (2008-2021).
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Between 2010 and 2020, she was author of the column "90 days," published in the newspaper El Nuevo Día, which recounted the courageous journey of a spiritual seeker to find total healing and a deep meaning in life. As part of that search, she traveled to India, Spain, Missouri (USA) and California (USA). During her travels, she met more than 25 spiritual teachers and speakers from different spiritual traditions; worked as a Silent Unity prayer associate in Unity Village, Missouri, and as a customer service representative for that institution.
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In 2012, she began writing for Daily Word / La Palabra Diaria magazine in Unity Village, Missouri, and between 2013 and 2015 she was the associate editor of Laura Roy Harvey, former editor of the magazine. Daily Word / The Daily Word has been published since 1924, has had up to two million readers, and is translated into eight languages. As associate editor, Yaisha was in charge of overseeing the Spanish translation for Spanish-speaking countries. She has also written articles for Vibra Bien Magazine, and has translated countless articles and booklets for Unity World Headquarters in Missouri. Her poems have been published in El Nuevo Día and Daily Word / La Palabra Diaria.
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Originally from Puerto Rico, she has lived in Valencia, Spain (2001), India (2010), Kansas City, Missouri (2010-2013); Unity Village, Missouri (2013-2015), and Escondido, California (2015-2016). She has studied and practiced spirituality in ashrams, yoga schools, monasteries, the Unity School of Practical Christianity, and Buddhist meditation centers in the Theravada (Vipassana), Majaiana (Zen) and Tibetan traditions.
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She has studied various types of yoga since 2004 in Puerto Rico, India and the United States. She met B.K.S. Iyengar in Puna, India (2010) and studied with two graduate students from her teaching programs. In the United States, she studied with Judith Lasater (2011), who brought restorative yoga to America; Aadil Palkhivala (2011), co-founder of Purna Yoga; Kim Lacy (2011-2015), certified teacher in the Iyengar system, and Mary Obendorfer (2011), senior teacher in the Iyengar system and co-director of the B.K.S. Iyengar in San Diego. He also taught restorative yoga classes for two years in Puerto Rico (2008-2010) and had students when he lived in India (2010) and Missouri (2011).
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She was born in Santurce, Puerto Rico, in 1977 and spent most of her childhood and adolescence in the town of Trujillo Alto. She graduated as the valedictorian of her high school class at Colegio Nuestra Señora del Carmen in 1995 and her score on the College Board tests (the local SAT's) was in the top 100 that year in the island. She was editor of the school newspaper "Reflejos" and co-editor of the yearbook. She also graduated Summa Cum Laude from her BA in Communication with specialties in Journalism and Telecommunications at the Universidad del Sagrado Corazón in Puerto Rico (1999). She was awarded the Portico Medal and the "Exceptional Students Fund" Grant (FEE) from that institution. Her name appears on Dean's List (1998). She studied two Master's degrees in film script writing at the Universitat Autònoma de Barcelona (2001) and at the Menéndez Pelayo International University in Valencia (2002).
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She is proficient in radio and public speaking, as well as writing, editing, and proofreading in Spanish and English. She has translated, edited and proofread translations, in both book and pamphlet works, for Daily Word and Unity Headquarters in Missouri; Al Anon Family Groups World Service Office in Virginia; Barre Center for Buddhist Studies in Massachusetts; the University of Zaragoza in Spain; the Centers for Spiritual Living headquarters of Ernest Holmes's Science of Mind philosophy in Colorado; the Center for Spiritual Living in Santa Rosa, California; Estudios Técnicos, Inc., in Puerto Rico, and Newsela Inc., in the United States.
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She writes, edits, and translates in both languages on the topics above. She offers her services from the website www.amysticwriter.com.
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