Por Samadhi Yaisha/Mis musas cotidianas
Estacioné mi vehículo y me apresuré para no ponchar tarde de nuevo, y porque el frío de otoño se me colaba entre la falda. Salía del edificio un chico que llamó mi atención por su hermosa piel color madera de roble. De caminar pasivo, levantamente llevó su brazo derecho a su rostro, y aspiró un cigarrillo. “Desconectado. Ésa es su forma de conexión”, fue mi primer pensamiento. Fluyeron por mi cabeza todas las maneras compulsivas en las que he tratado de conectarme, llenar el hueco, aferrarme al éxtasis. ¡Ah, el éxtasis! Y seguido, la pregunta interior de si mi río de ideas no sería un prejuicio generalizado hacia los seres humanos que tienen su propia forma de meditación/conexión. Con Osho aprendí que cualquier actividad puede convertirse en una meditación: correr, fumar, trabajar, tener sexo, etc. Es la alternativa a practicar esas actividades de manera compulsiva: entregarse totalmente a ellas en vez de utilizarlas a modo de escape de lo que está pasando dentro de nosotros, en nuestras emociones, psiquis y pensamientos. Aunque debo decir, que lo intenté con la comida, y no me ha funcionado; así que utilizo otras herramientas. Sin embargo, ésto le ha funcionado a mucha gente, y en algún momento me funcionó a mí con el cigarrillo, por lo tanto, lo comparto:
Extracto de la meditación de Osho para fumar
Él vino a mí. Dijo: “¿Qué puedo hacer? ¿Cómo puedo dejar de fumar?”
Le dije: “Nadie puede dejar de fumar. Tienes que entender que el fumar no es sólo cuestión de una decisión tuya. Ha entrado en el mundo de tus hábitos: ha echado raíces. Treinta años es mucho tiempo. Ha echado raíces en tu cuerpo, en tu química: se ha esparcido enteramente. Ya no es sólo un problema que debe decidir tu cabeza; tu cabeza no puede hacer nada. La cabeza es impotente, puede comenzar cosas, pero no puede detenerlas tan fácilmente. Una vez que has comenzado y una vez que lo has pracicado durante tanto tiempo, te has transformado en un gran yogui, ¡treinta años practicando fumar! Se ha convertido en algo autónomo; tendrás que des-automatizarte.
Él dijo: “¿Qué quieres decir con des-automatización?”
Y eso es de lo que la meditación se trata: desautomatización.
Le dije: “Tú haz una cosa. Olvídate de abandonarlo. No es necesario tampoco. Durante treinta años has fumado y vivido; desde luego que has sufrido, pero te has acostumbrado a ello también. ¿Y qué importancia tiene si mueres unas horas antes de lo que hubieses muerto si no fumaras? ¿Qué harás aquí? ¿Qué has hecho? ¿Qué importa que te mueras lunes o martes o domingo, este año o aquel? ¿Qué importancia tiene?”
Él dijo: “Sí, eso es cierto. No tiene importancia”.
Entonces, le dije: “Olvídate de eso. No vamos a detenerlo en absoluto. Más bien, vamos a comprenderlo. De manera que, la próxima vez, transfórmalo en una meditación… Si la gente del Zen puede hacer una meditación de beber té, y transformarlo en una ceremonia, ¿por qué no? El fumar puede ser tan hermoso como una meditación… Cuando estés sacando el paquete de cigarrillos de tu bolsillo, muévete lentamente. Disfrútalo… no hay prisa… permanece consciencte, alerta, atento; sácalos lentamente, en total, total consciencia, lentamente. No como lo hacías antes: en forma apresurada, inconsciente, mecánica. Después comienza a dar ligeros golpecitos a los cigarrillos en tu paquete, pero en forma muy alerta. Escucha el sonido… tal como hacen los del Zen cuando samovar comienza a cantar, y el té comienza a hervir y el aroma… Entonces huele el cigarrillo y su hermosura…
Él dijo: “¿Qué estás diciendo? ¿La hermosura?”
“Sí, es hermoso. El tabaco es tan divino como cualquier otra cosa. Huélelo: es el olor de Dios… Entonces, lo pones en tu boca, con total consciencia; lo enciendes con total consciencia. Disfruta cada acto, cada pequeño acto, divídelo entre tantos pequeños actos como te sea posible, de manera que puedas estar más y más consciente”. De: “El libro naranja”.
jajaja un yogui del cigarillo me gusta la idea aunque no fume