Cristalino espejo de mí misma,
mágico amor de mi alma.
Rayos de mi luna de mañana que se filtran
en mi manantial de aguas que se calman.
Noche oscura cuando la luna falta
y de los ángeles el mirar se confunde con estrellas.
Lago de sueños, cantares y esperanzas,
mar de ilusiones, embrujado por sirenas.
Luces de atardecer ensoñadoras.
Lágrimas de amor que pícaras resaltan.
Mariposas sin rumbo que ciegas se enamoran
de una brisa encantadora, que las arrulla con flautas.
Montañas majestuosas que orgullosas se levantan.
Cielos tornados, furias del cielo,
cuando el celeste su humor cambia
y sus risas se vuelven indescifrables secretos.
Mi mundo es mi huida de este mundo,
cuando me canso de la realidad y la inconsciencia.
Es mi consuelo por el camino oscuro.
Me acompaña a todas partes, como el fuego de mi existencia.
Y cuando me canso de soñar, sigo soñando
con mis lloviznas azules de atardecer.
Y a mis amores pasados sueño que los sigo amando
en mis rayos naranja de amanecer.
Sueños fantásticos, cual cometa estrepitado,
que persigue el horizonte, salta entre las estrellas,
relatando aventuras y recogiendo a su paso
los recuerdos que se escapan como perlas en la arena.
Mi mundo es imposible, pero es mío.
En mis momentos de soledad, en mis sueños profundos,
no sé definirlo más, sólo sentirlo.
Es mi escape al interior, a donde pertenezco yo.
Huellas en la arena que se dibujan solas
cuando Dios contemplando pasa por ella.
Calma mi mar, anima mis aguas,
fortalece al Sol, que envuelve mis penas.
6 de julio de 1992
(con algunas modificaciones el 27 de agosto de 2007).
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A Mystic Writer 