Meditación y charla: Mindfulness y sabiduría hacia la Tierra, parte 1


Por Yaisha Vargas Pérez

Para ver la grabación, ve a este enlace: https://youtu.be/AeFK6YLk-w0

INTRODUCCIÓN

Aprender a morir de manera generosa

Hace varias semanas asistí por primera vez a un entierro ecológico. Ya había leído sobre el tema y fue parte de lo que aprendí en mi certificación de capellanía ecológica. Pero estar allí fue, confieso, mágico. En vez de un líder religioso tradicional, había un cantautor que guio los procesos y explicó algo que yo también había aprendido con las enseñanzas del venerable Bhikkhu Analayo, un monje de la tradición theravada del budismo, de donde se originó el mindfulness secular. Morir y dejar ir el cuerpo es devolver generosamente los elementos que la Tierra nos prestó para que pueda formar otros seres. Es ver que no hay un sentido del ser sólido, siempre está cambiando. Aquello que habita al cuerpo, y que existe fuera de la dimensión del tiempo y el espacio, no tiene forma.

Mientras cantaba con una voz armoniosa y consoladora, el cantautor explicó cómo lo que había sido elemento tierra en el cuerpo humano —piel, huesos— regresaba a la Tierra madre; lo que había sido agua —un 70 a 80 por ciento de la composición del cuerpo humano— regresaba al agua; lo que había sido elemento fuego —el calor que mantuvo la temperatura del cuerpo y que proviene del Sol— regresaba al fuego; y el elemento aire —encargado de la respiración, de los movimientos, vibraciones y pulsaciones del cuerpo— regresaba al aire.

¡Cuánta generosidad hay en los elementos que forman nuestro cuerpo! Ni el sol ni el agua, ni la tierra ni el aire nos piden nada a cambio. Los ciclos de la vida se mueven de esa manera generosa. Y gracias a ello, la vida misma es posible.

Había algo profundamente sanador y hermoso en el lugar donde se llevó a cabo el entierro ecológico. Por todas partes había árboles, pájaros, mariposas, paz. La urna con las cenizas se puso en el espacio donde también hay una planta.

Soy partidaria de la idea de que podemos convertir los cementerios construidos en cemento en bosques, para visitar elementos vivos, cuerpos transmutados en árboles y flores.

En su libro “Meditación satipattahana: una guía práctica”, Bhikkhu Analayo enseña una meditación para aprender a morir. El “Satipatthana Sutta” es el discurso original en idioma pali de los cuatro fundamentos o establecimientos del mindfulness. El pali es el idioma en el cual se codificaron las primeras enseñanzas de mindfulness hace unos 2,400 años, según el budismo temprano de tradición theravada. El venerable Analayo comparte que esa meditación para aprender a morir es su favorita y la practica todos los días. De las meditaciones que he practicado, ha sido una de las más liberadoras. Es aprender a dejar esta pequeña cápsula para darme cuenta que soy parte de algo más grande: la Tierra misma que me dio vida y me alimentó.

Al morir, el cuerpo primero deja ir el elemento tierra. Las extremidades dejan de responder y moverse. Luego el elemento agua abandona al cuerpo; tal vez hay alguna excreción de agua en el momento de morir. Después, se va el elemento fuego o calor y el cuerpo se va poniendo frío. Finalmente, el elemento aire deja el cuerpo con la última exhalación. Estos elementos quedan libres para formar otros seres.

Practicar la contemplación de morir antes de morir puede ser difícil, pero también puede ser de gran ayuda en el momento de transmutar hacia el próximo capítulo. Podemos aprender a ver el proceso como parte del ciclo de la vida, en vez de como el fin de la vida.

Generosamente le entregamos a la Tierra lo que nos prestó y lo que fuimos, en agradecimiento por la vida y su enorme amor al darnos esta oportunidad única de existir.

El mindfulness es el séptimo factor del Noble Óctuple Sendero. Estamos aprendiendo su aplicación a la ecología en el programa “Bien-estar y estar bien con la naturaleza”.


MEDITACIÓN GUIADA

(campanada)

Una invitación a tomar varias respiraciones profundas como una transición del ruido al silencio.

Acomodamos el cuerpo de manera que la columna tenga su curvatura natural y el abdomen esté suave. Estructura con ternura. Nos acercamos a la meditación con una actitud bondadosa, encontrando las distintas partes de nuestra humanidad como si nos encontráramos con una buena amiga a la que tratamos con bondad.

Y ahora, una invitación a encontrar un punto de descanso en el momento presente, la respiración, los sonidos de ambiente o el cuerpo, el que sea más fácil. En cualquier momento de la meditación de que lo necesites, puedes regresar a uno de estos puntos de descanso.

Ahora, una invitación hacer un escaneo corporal desde la parte más externa del cuerpo hacia la parte más interna del cuerpo. Un escaneo corporal significa que vamos prestando haciendo o descansando la atención de la mente en distintas partes del cuerpo.

Comenzamos por el área de la cabeza. Prestando atención a la piel en el área de la cabeza: el rostro, el cuero cabelludo. Prestando atención a los músculos en el área de la cabeza: los pómulos, la frente, la quijada. Prestando atención a los huesos en el área de la cabeza, los dientes, la nuca.

Y ahora, descansando la atención en el área del cuello: en la piel del cuello, en los músculos del cuello, en los órganos que hay en el cuello, en los huesos del cuello.

Y ahora, descansando la atención en el área del pecho: en la piel del pecho, en los músculos del pecho, en los órganos que hay en el pecho, en los huesos del pecho.

Y ahora, descansando la atención en el área del abdomen: en la piel del abdomen, en los órganos que hay en el abdomen.

Y ahora, descansando la atención en el área de la espalda: en la piel de la espalda, en los músculos de la espalda, en los órganos que hay en la espalda, en los huesos de la espalda.

Y ahora, descansando la atención en el área de las piernas: en la piel de las piernas, en los músculos de las piernas, en los huesos de las piernas.
Y ahora, descansando la atención en el área de los pies: en la piel de los pies, en los músculos de los pies, en los órganos que hay en los pies, en los huesos de los pies.

Poniendo la atención en todo el cuerpo. El cuerpo como un refugio, como un punto de descanso.

Percibiendo las sensaciones de los sentidos: lo que escuchamos, saboreamos, olemos, sentimos en la piel.

Percibiendo las sensaciones del cuerpo: pesadez o liviandad, humedad o resequedad, calor o frío, vibración o pulsación,

Puede nombrar estas sensaciones en su mente levemente, sin aferrarse a ellas, cuando las sienta ocurrir. Eso ayuda a concentrarnos en descansar la mente en el cuerpo en el momento presente.

Tal vez la mente quiera escaparse, eso es normal. Recordamos la actitud bondadosa de nuestra meditación e invitamos a la mente a regresar al cuerpo.

Ahora, una invitación a descansar la mente en el área del corazón y a prepararnos para abrir el corazón revelando la bondad que ya está ahí para compartirla en todas direcciones: descorriendo el velo de la parte de enfrente del corazón, dejando brillar la luz de la bondad hacia todos los seres en esa dirección; descorriendo el velo de la parte derecha del corazón, dejando brillar la luz de la bondad hacia todos los seres en esa dirección; descorriendo el velo de la parte de atrás del corazón, dejando brillar la luz de la bondad hacia todos los seres en esa dirección; descorriendo el velo de la parte izquierda del corazón, dejando brillar la luz de la bondad hacia todos los seres en esa dirección; descorriendo el velo de la parte de abajo del corazón, dejando brillar la luz de la bondad hacia todos los seres en esa dirección; descorriendo el velo de la parte de arriba del corazón, dejando brillar la luz de la bondad hacia todos los seres en esa dirección;

Descansando la mente en el corazón y en la bondad que envía en todas direcciones.

Y en los últimos momentos de la meditación, enviando agradecimiento por la oportunidad de practicar.

(3 campanadas)

CHARLA

El satipatthana sutta o discurso de los cuatro fundamentos del mindfulness que surge de la tradición theravada del budismo es el origen del mindfulness secular que se practica en espacios no monásticos. Lo puede practicar cualquier persona, no tiene que ser budista. Y este discurso es a la vez el séptimo factor del Noble Óctuple Sendero que hemos estado adaptando a nuestra relación con la ecología.

El discurso de los cuatro fundamentos del mindfulness habla sobre cómo descansar la atención de la mente en el cuerpo, en la tonalidad del sentir (si lo que estamos experimentando es agradable, desagradable o neutral), en los estados mentales (que son las emociones o pensamientos) y en los dhammas o procesos mentales (los cinco obstáculos para la meditación y los siete factores del despertar).

Hoy vamos a ver la dimensión del cuerpo.

Ya experimentamos el cuerpo en la meditación. La mente descansa en las distintas partes del cuerpo y se calma. Hasta se concentra. ¿Por qué? Porque no está enredada en las cosas del mundo o en lo que el budismo llama los vientos mundanos: ganancias o pérdidas, fama o mala reputación, elogios o culpas, placer o dolor.

Al no estar subiendo y bajando, halando y empujando, la mente tiene un receso y puede experimentar otras cosas, otros aspectos que también son cualidades naturales de la mente, como la tranquilidad, la calma, la energía o la recolección de su energía dispersa, algo que también conocemos como concentración.

Otra cosa que podemos experimentar cuando prestamos atención al cuerpo es la dimensión de los elementos que componen la vida. Todos los cuerpos que habitan este planeta están compuestos de los elementos tierra, agua, calor y aire. En nuestro cuerpo se experimentan de la siguiente manera: cuando sentimos los pies sobre la tierra ese es nuestro elemento tierra tocando la Tierra; cuando sentimos humedad o resequedad, o nuestra propia saliva o eliminamos agua cuando vamos al baño, ese es el elemento agua; cuando sentimos calor o frío, ese es el elemento calor o la falta del elemento calor (cualquier cosa asociada a la temperatura) y cuando experimentamos la respiración, cualquier pulsación o vibración, también experimentamos el elemento aire.

Les hago una invitación a sentir el cuerpo de nuevo para encontrar los elementos: ¿Puedes sentir los pies en el suelo o en la suela del zapato? ¿Puedes sentir resequedad o humedad en el cuerpo o tu propia saliva? ¿Puedes sentir calor o frío? ¿Puedes sentir tu respiración, vibración o pulsación en el cuerpo?

Estas son manifestaciones de los elementos. así sabemos que venimos del planeta Tierra. El planeta Tierra nos prestó los elementos durante nuestro término de vida. Y esos elementos regresarán a la Tierra en esas mismas formas para formar otros seres.

Entender la dimensión del cuerpo nos abre a nuestro mundo interior y también nos conecta con el mundo exterior y con el planeta que es la burbuja en la que habitamos. Entender nuestra humanidad desde este punto de vista también nos da la perspectiva de cómo se deben sentir otros seres humanos u otros seres vivos que también tienen cuerpo al habitar su propio cuerpo y tener las dificultades que tienen. Esta es una puerta para experimentar la compasión. Por eso practicamos la bondad, porque al prestar atención al cuerpo también nos damos cuenta de que esto no es fácil, tiene muchas capas. Más sin embargo, hacer las paces con esta cápsula humana también nos da paz. Nos abre a la compasión. 

(3 campanas)

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