Por Yaisha Vargas Pérez
Para ver la grabación, ve a este enlace:
https://youtu.be/fNs4h28ZjuM?si=qPpkshhbY79aRhsV
INTRODUCCIÓN
Recuerdo haber llegado muchas veces a la casa de mi abuela en un pueblo del karso de Puerto Rico y ver su patio delantero lleno de grandes latas de galletas Export Sodas que le servían de tiestos a sus plantas medicinales.
Recuerdo que vivimos en ese barrio durante un verano, a principios de los ‘80, en una casucha de madera que se estaba cayendo. Dormíamos con mosquiteros, cocinábamos con gas, nos bañábamos con cubetas y visitábamos una letrina que estaba en proceso de construcción en la parte de atrás… Todavía no tenía ni siquiera la tapa del inodoro. Era un enorme boquete en el suelo.
Aunque hoy me parece surreal haber vivido así unas semanas cuando era niña, también recuerdo la inmensa alegría de estar en la naturaleza, jugando por el día mientras ayudaba a mi papá y tratando de atrapar las luciérnagas por la noche, con la mirada alegre de mis padres por vernos jugar. Él creció con esa alegría de la naturaleza. Pese la dureza del trabajo que realizaban en la agricultura, siempre me ha dicho que nunca pasaron hambre porque habían aprendido a cultivar de todo, hasta las plantas medicinales en latas de galletas Export Sodas.
No me sentí pobre durante aquella aventura. De hecho, me hubiese encantado quedarme allí. Había algo salvaje en mí que se sentía muy conectado a todo aquello. Pero yo tenía 4 años, y mi madre, que había crecido en una de las primeras urbanizaciones de Bayamón, no quería que creciera “en esas condiciones” de barro.
Más de 40 años después, en el segundo retiro presencial de mi formación como capellana ecológica (2022-2024), el grupo acampó en una zona poco conocida en Felton, un pueblo en el norte de California. El lugar, llamado “The Nest”, era algo parecido a aquella aventura de mi niñez. No había estructuras de cemento. Una casucha de madera con enormes ventanales servía de área de cocina, la estufa era de gas y fregábamos los platos con el chorrito de agua casi inexistente que salía del grifo. Había dos duchas que ofrecían apenas un poco de cubierta del aire libre y tres letrinas para ir al baño.
Una amiga querida sabía que yo viajaría desde lejos, y me consiguió todas las comodidades de acampar: mattress full inflable, caseta cómoda y todos los gadgets. No pude evitar asombrarme que mi caseta resultó ser una estancia VIP, porque otras personas, incluyendo los maestros del Dharma que ofrecían el retiro, solo habían llevado un sleeping bag, una pequeña bolsa con sus pertenencias, y eran felices durmiendo en la grama.
Entonces sentí, con pesar, cuánto me había condicionado el haber crecido en una zona urbanizada con demasiadas comodidades modernas. Ya no me sentía cómoda en la naturaleza como la niña de 4 años. Una cosa es sembrar árboles, llenarse de fango una mañana y volver al cemento a ducharse por la tarde. Y otra muy distinta es vivir allí.
Aquel retiro, y el hecho de que una de las maestras, doctora en sociología ambiental, también había intentado vivir su vida regular en un tipi (la vivienda en forma de cono de los pueblos originarios nómadas de América del Norte), me hizo despertar a mis propias limitaciones y posibilidades.
He conocido gente en Puerto Rico cuyos estudios universitarios los han llevado a vivir en un tiny house, impulsado por una placa solar, con el sueño de establecer su finca y vivir de la tierra.
Con esto no estoy diciendo que todes tengamos que vivir así. Pero admiro a la gente que experimenta con nuevos paradigmas.
En la meditación y charla explico cómo podemos dar pequeños pasos para tener modos de vida más sabios. Tal vez se trate de algo sencillo, como reusar las latas de galletas como tiestos.
MEDITACIÓN
Permítete establecer una postura que te ayude a estar alerta, pero que sea cómoda para tu cuerpo. Con la espalda en su curvatura natural y suavidad en el abdomen. Estructura con ternura.
Ahora, establece un ancla o punto de contacto con la realidad presente ya sea prestando atención a la respiración, a los sonidos de ambiente o descansando la mente en alguna parte del cuerpo…
Si la mente se distrae, eso es normal. Simplemente regresa amablemente y vuelve a empezar.
No hay nada que hacer con prisa. Ni un lugar al que ir con prisa. Estar aquí y ahora es suficiente.
Ahora una invitación a hacer algo un poco distinto: visualiza que estás tratando tu cuerpo con sabiduría. Que respiras bondad en tu cuerpo y exhalas bondad hacia otras personas y hacia el mundo.
Y así vamos por cada parte del cuerpo. Llevando bondad a la cabeza…
…al cuello
… a los hombros
… a la espalda
… al pecho
… a todos los órganos dentro del pecho
…a los brazos
…a las manos
… al abdomen
…a todos los órganos dentro del abdomen
… a la parte baja del abdomen
… a las piernas
… a los pies
… a los dedos de los pies…
Llevando un sentido de bondad, de benevolencia, a todas las partes del cuerpo…
Ahora, llevando pensamientos de benevolencia hacia tus emociones… Cualquier emoción difícil, déjala estar, no hay nada que arreglar. Respirar con bondad y aceptación hacia ti misma es suficiente.
Ahora, una invitación a llevar bondad, respirando bondad en sus pensamientos. Háblale a tu mente de manera bondadosa y paciente. Imagina que es posible llevar un modo de vida bondadoso, con una mente mente sufra menos, o sea libre de sufrimiento.
Ahora envía ese sentido de bondad a un ser de la naturaleza al cual le tengas estima. Puede ser un gato o un perro que sea parte de tu familia. Puede ser un árbol o una planta.
Al enviar bondad, imagina que ese ser está libre de sufrir, está seguro, tiene suficiente alimento, tiene paz.
Ahora, enviando benevolencia a un paisaje de la naturaleza, como la playa o el bosque, igual que si fuera tu cuerpo humano, que está compuesto de los mismos elementos: tierra, agua, calor y aire. Al enviar bondad, puedes enviarle los pensamientos de que esté bien; que esté feliz; que tenga salud; que tenga paz. Ahora, visualizando que tratas con benevolencia a ese paisaje de la naturaleza. Que miras a la naturaleza y a los seres de la naturaleza como los seres libres que son.
Ahora, una invitación a abrir el corazón para enviar benevolencia a la naturaleza y desear que la naturaleza sea libre de sufrimiento. Visualizamos que los seres humanos tratan bien a la Tierra y llevan modos de vida sabios para no causar sufrimiento a los ecosistemas… comienza a imaginar que esto es posible. Puedes imaginarlo con una sonrisa… No tienes que hacer un gran esfuerzo, simplemente abrir el velo que cubre al corazón para dejar salir su luz de benevolencia hacia los seres de la naturaleza en todas direcciones. . Abriendo el velo de la parte de enfrente… la derecha… la parte de atrás… la izquierda… la parte de arriba (enviando benevolencia a todas las aves que cruzan el cielo o viven en los árboles)… la parte de abajo (enviando benevolencia a todos los seres que viven en el suelo, debajo del suelo y en el océano). Abriendo el corazón en todas direcciones para enviar benevolencia a toda la naturaleza.
Ahora, enviando benevolencia a todo ser de la naturaleza en el planeta tierra, a todos los ecosistemas, a todos los bosques, a todas las playas, a todos los ríos: que estén bien; que estén felices; que tengan salud; que tengan paz.
CHARLA
Extracto del libro “Pasos hacia la liberación” de Gil Fronsdal. Capítulo 8, quinto factor, modo de vida sabio.
“A medida que avanzamos en el Noble Óctuple Sendero, desde la Acción Correcta hacia el Modo de Vida Correcto, dejamos de centrarnos en acciones particulares para enfocarnos en las estructuras generales que dan forma a nuestras vidas. En general, las cosas que hacemos habitualmente tienen consecuencias mucho mayores que aquellas que realizamos una sola vez o de manera esporádica. El efecto de estas acciones cotidianas puede repercutir aún más en nuestra sociedad y en las áreas más profundas de nuestros corazones”.
Esto “abarca más que el simple trabajo o la ocupación. Incluye también las preferencias de nuestro estilo de vida, como lo que compramos, consumimos, utilizamos como vivienda y, por supuesto, lo que hacemos para obtener nuestro sustento financiero”. FIN DE LA CITA
Cada decisión que tomamos en cuanto a nuestro consumo, cada cosa que compramos, cada cosa que desechamos y dónde la llevamos puede ayudar.
De haber entendido en el factor de la visión sabia que todos los seres y elementos de la naturaleza son personas, aunque no sean personas humanas, y merecen tener dignidad y libertad, pasamos al factor de la intención sabia, desarrollando intenciones sabias hacia los seres de la naturaleza, una narrativa sabia que reconozca sus derechos, acciones sabias que disminuyan o eliminen el aferramiento o codicia de la mente humana que causa sufrimiento en los seres de la naturaleza, y de acciones sabias entonces desarrollamos un modo de vida sabio.
Por ejemplo, si respeto y reconoczo los derechos inherentes de la naturaleza y tengo intención de participar en una corriente de pensamiento y acción que reduzca el sufrimiento en la naturaleza, voy a mirar qué cosas puedo hacer. ¿Acaso hay algo en la cocina o el baño que pueda ser más ecológico. Ya he mencionado antes, recoger el material vegetativo y llevarlo a un compostero. Las cáscaras de frutas y vegetales, sobras vegetales de comida, se pueden poner en el congelador y una vez a la semana se llevan a un compostero cercano. Puede preguntar si hay cerca de usted algún huerto urbano donde pueda llevar su composta y cuáles son los requisitos. Si pone el material vegetativo en un compostero y también recicla lo que se puede reciclar, tal vez se dé cuenta de que la basura que se genera en su hogar es mucho menos. Puede buscar un lugar donde se recicle cerca de su hogar. El vidrio es quizás lo más desafiante de reciclar. Yo llevo el mío a Bloques Caribe en la muda en Caguas porque ellos lo mezclan con el cemento y así ayudan a la comunidad reutilizando este material para que no vaya al vertedero.
Cuando vaya al supermercado a comprar vegetales, pregunte si el producto que usted necesita que está envuelto en styrofoam, gomaespuma, se lo pueden vender sin styrofoam y decirle al empleado, el styrofoam no se recicla ni se biodegrada, así que si me puede vender el brócoli sin ese empaque, lo puedo comprar. Puede comprar jabones de barra que no tengan envoltura de cartón o plástico, champú y acondicionador de barra, que no tengan envoltura de plástico; utilizar una toalla reusable en la cocina en vez de gastar tanto papel toalla; utilizar papel de baño de papel reciclado; usar hilo dentral de otro material que no sea plástico y que el empaque sea de cristal; para las personas que usan maquillaje que viene en envolturas de plástico, hay videos en YouTube que explican cómo hacer algunos de los elementos del maquillaje en casa. Por ejemplo, el polvo de la cara se puede hacer con harina de arrowroot or cornstarch (maicena) y el color se le puede añadir con canela en polvo o cacao en polvo y ponerlo dentro de un recipiente de cristal; para no botar bolígrafos de plástico puede intentar usar una pluma fuente y rellenarla de tinta. Si ya no necesitamos alguna ropa, podemos llevarla al reciclaje de textiles o donde algun modista que reutilice esa tela. Si ya no necesitamos algún aparato electrónico, hay lugares donde puede llevarlo.
Si sale a comer, busque lugares que usen platos y utensilios reusables. Puede llevar su propio sorbeto de metal. Si el lugar sirve comida rica pero utiliza platos y utensilios desechables, lleve usted unos reusables. He hecho eso, tengo una amiga que hace eso, y en esta época, eso ya no se ve como algo extraño de hacer porque creo que todes estamos conscientes de que necesitamos reducir la basura que producimos. Y usted dirá: pero yo soy solo una persona. ¿Qué diferencia hace? Cuando otras personas ven que a usted le importa, cuando le cuenta a sus amigxs y familia que a usted sí le importa, eso tiene un efecto multiplicador. Y sobre todo, lo bien que una se siente cuando puede contribuir de esta manera. Si todos los días yo hubiese generado dos libras de basura y genero solo media libra o menos, al final del año eso es una gran contribución.
Termino con otra cita del libro de Fronsdal: “Un Modo de Vida Correcto es una práctica que cultiva una mayor conciencia y responsabilidad hacia el mundo, y al mismo tiempo nos permite vivir menos agobiados por el remordimiento, las sensaciones de malestar ético o las preocupaciones por estar causando daño sin intención”.
Esto no es para sentir culpa por lo que no estamos haciendo. La intención es que nos entusiasme el hecho de que, aunque parezcamos ser una pequeña persona en un mar de gente, podemos realmente hacer una diferencia.
Esto no es para hacerlo ahogándonos en estrés. Nace del amor y la bondad que hemos ido desarollando a medida que practicamos los demás factores. Si amo algo lo voy a cuidar con amor. Es un resultado de ese amor.
Les invito a leer sobre el tema “basura cero”. Pueden hacer una búsqueda en Google. También pueden ir a la página de Facebook “Basura Cero Puerto Rico” https://www.facebook.com/BasuraCero y aprender más sobre esta manera de consumir y dejar ir las cosas que no necesitamos. Es un proceso de aprendizaje y es una maravilla aprender cuánto podemos hacer en pequeñas acciones.
Un minuto para respirar.

