90 días: Andar por la vida sola

Por Samadhi Yaisha / publicada el domingo 22 de febrero de 2015 en el diario puertorriqueño “El Nuevo Día”

ivaniaValiente poeta que trova

armada con guitarra en mano

gesta que sale de un corazón sano

y de andar por la vida sola.

El mayor servicio que podemos hacer al mundo antes de partir es traer nuestra hermosura al planeta y compartirla con la humanidad. Eso es lo que más admiro de la valiente Ivania: la bravura de honrar la música que nacía de ella, saber que su misión era ser cantautora y gestora cultural. ¡Qué mucho respeto debía sentir por sí misma y por los talentos tan preciados que cargaba en su interior!

Esa claridad sólo puede provenir de alguien que tiene un corazón sano, o de un alma que, aún con las dificultades que trae la vida, escogía una y otra vez luchar por ser ella misma, pelear por vivir desde su autenticidad y no desde lo que el mundo le dice que tiene que hacer. No sólo es una gesta de una mujer, o de todas las mujeres, si no también de nuestro país. Tod@s tenemos una Ivania, una parte de nosotr@s que no quiere intimidarse con las opiniones de los demás al expresar nuestro talento verdadero: nuestra música, poesía, arte o aquello que hace vibrar nuestro corazón más allá del entendimiento.

La muerte de Ivania me pegó fuerte en un espacio honesto de mí. Porque me ha detenido el pensamiento de que no tengo suficiente tiempo, que no estoy lista, que no he sido lo suficientemente buena para manifestar el talento que quiero, o que alguien lo hace mejor que yo. Hay gente que piensa esperar a retirarse para hacer lo que realmente vino a hacer al mundo. Algunos lo logran, pero la realidad es que la vida es tan efímera, que a los 38 años alguien puede arrebatarle el cuerpo al alma. ¡No hay tiempo que perder! Hay que cantar, pintar, escribir, trovar, poetizar, bailar, tocar, filmar, esculpir, construir … La alternativa es morir. O enterramos el talento en vida ignorándolo, o morimos sin expresarlo en el mundo. Es admirable vivir como Ivania, dedicada por completo a ser cantautora y a la gestión cultural. Y para ser en plenitud, no hay otra manera de vivir.

Pero hay un precio a pagar que irónicamente vi reflejado en el fallecimiento de Ivania. Hay que atreverse a andar por la vida sola. Hay que lanzarse, como lo hizo ella con su independencia y hermosura, a buscar nuestra propia fuerza, nuestra identidad desde el interior. Incluso a sabiendas de que habrá otras fuerzas, prejuicios y atropellos en nuestra lucha por simplemente ser, por querer completarnos a nosotras mismas.

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Hallar ese sentido de completitud es quizás la parte más significativa de nuestra jornada de vida. A una mujer que lucha por su plenitud no le importa ir sola, ser fuerte, segura de sí misma, porque sabe que lo que le espera es su propio tesoro interior, más valioso que nada más sobre la Tierra. Cuando una va sola, llega a un espacio íntimo del alma hacia el cual nadie más puede guiarnos, del cual nadie más tiene la llave de acceso. Desde ahí obtenemos el entendimiento de que no vinimos a ser como nadie más, estamos aquí para traer cosas únicas al planeta, y mientras miremos fuera de nosotras mismas para obtener respuestas y guía sobre nuestra verdadera misión de vida, andaremos perdidas, enganchadas de alguien más y seremos infelices.

Qué poderosa tu vida, Ivania, por dejar salir los brillantes de tu corazón en poemas y canciones. Gracias por traernos la música hermosa de América Latina, por arar el aire, el desierto, la selva de ti misma en tu anhelo bravío por hacer un mejor país, por sembrar auroras y por cantar horizontes. ¡Qué guitarra tan celeste entre tus dedos! Gracias por tu cantar de gesta en las luchas de pueblo, por tu garganta que defendió montañas y ríos, valles y flamboyanes. Por vivir enamorada de los árboles y del país. Una vida así, aunque breve, no es desperdiciada jamás, porque entendiste desde tu juventud vibrante que a eso viniste. ¡Qué maravilla conocer que existió en el planeta un ser como tú y que ahora te extiendes hacia el Infinito y se expande todo lo que trajiste a Puerto Rico y al mundo! Aprecio tu autenticidad, tu honestidad sobre tu vida, que los talentos que vinimos a manifestar son el tesoro más preciado que le podemos dejar aquí! ¡Eso es lo que nos toca hacer a todas! En el tesoro que eres, también admiro tus ojos oliva, que se me parecen tan andaluces como taínos, el cabello indígena y la fuerza de caribe. La manera en que te expresabas me deja saber que sentías gran amor por ti misma y por lo que llevabas por dentro. Y ése es quizás el primer paso para vivir desde la plenitud del ser.

No hay tiempo para dudar de nosotras. Si nos hemos perdido, entonces nuestra gesta es rescatarnos en las palabras, la música, el arte, la danza, la lucha, el teatro, en lo que sea que trajimos de fábrica. Nos toca amarnos y amar la poesía que tenemos por dentro con toda nuestra rebeldía, defenderla contra quien sea, dejarla salir a pesar de quien haya tratado de acallarnos. La muerte trágica de Ivania sacó a relucir los prejuicios que aún nos toca superar cuando vamos solas, a cualquier hora o en cualquier lugar.

Seamos valientes para escogernos a nosotras mismas primero y a lo que nos toca hacer en el mundo. Dejar nuestra misión para lo último es la raíz de muchos de nuestros problemas y abandonarnos el peor atentado hacia nuestra dignidad.

ivania-zayasLa vida intensa, maravillosa, poética y aguerrida de Ivania se termina en la tierra pero continuará en el Infinito infatigable y me deja con una lección para el resto de mis días. A las mujeres nos toca encontrar el amor dentro de nosotras mismas. Amar todo lo que somos exactamente como es y brindar lo mejor de nosotras al mundo. No lo vamos a hallar en otra persona, ni en ninguna de nuestras adicciones, ni en las cosas de las que nos rodeamos, ni en los miedos con los cuales erigimos paredes y nos tejemos alambres de púas por dentro. Atrevámonos al acto de sublevación de vivir desde lo que nos dicta la voz interior que traíamos desde niñas, que siempre quiso gritar mucho y escribir en voz alta. Ésa fue la voz de Ivania que intentó apagar la negligencia del atropello.

Pero como pasa con las heroínas cuyo cuerpo muere a destiempo, a la esencia osada de Ivania nadie la puede extinguir. Yo creo en las verdaderas utopías, aquellas hechas de canciones y poemas que rescatan almas y sanan países. Yo creo en las luchadoras que han protegido ceibas y abrazado cucubanos para que no se apague la luz de su terruño. Yo creo en las voces como la suya, que resucitan en movimientos, que regresan en otras gargantas y laten en muchos pechos. Sí, yo creo en la poesía, en canciones, en la esencia desde la cual Ivania vivió y defendió con dulzura desafiante. Esa poesía la llevamos tod@s por dentro y nos toca expresarla. Porque ésa es la poesía que sanará y salvará al mundo.

La autora es un ser libre.

Imágenes:

http://www.elnuevodia.com, lacallerevista.com

4 Comments

  1. Hay seres entre nosotros que pasan fugaces, vidas cotidianas, que no vemos. Pensamos, que lo marcado es todo lo que paso, mientras esta mirandote de frente. Ivania, tu luz sera para muchos el comienzo de una lucha que sin Ti, de repente, jamas se hubiese encendido. Hay tantos que pasan obscuros de si mismos. Gracias por tu Linda pasada, que Para quien fueron afortunados en precenciarla, jamas Sera olvidada. Gracias.

  2. Perder una vida tan joven duele… Todo lo que logró en tan poco tiempo, tantas cosas hermosas no pueden dejarse en el olvido. Debemos sembrar un poco de la Vida de Ivania en nuestros corazones, dejarla germinar y esperar el Milagro de aprender a ver la Vida como ella la veía. Con tu escrito eso es lo que tu has hecho. Hermoso Homenaje el que le has brindado. Gracias a Dios por Ivania y por todos los que, como tu, dan vida a través de las palabras. Nos encontraremos en el Infinito.

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