Por Yaisha Vargas-Pérez
Aquí está el enlace de la meditación guiada y charla. Abajo están la transcripción de ambas y también la introducción al tema:
INTRODUCCIÓN
“Las habichuelas mágicas”. Este es el título de un famoso cuento infantil del autor danés Hans Christian Andersen. Cuenta la historia de Jack, en español, Periquín, quien vende la vaca de la familia a cambio de unas habichuelas mágicas que le dio un anciano en el mercado. La madre de Jack descarta las habichuelas y las tira por la ventana, pero él descubre luego que de las semillas nació una enorme planta, la cual Jack escaló hasta las nubes, donde recuperó el oro que un gigante había robado y acumulado. La situación económica de la familia mejoró.
Recordé esta historia el lunes pasado, cuando viajé nuevamente a Cabo Rojo para deponer en otro proceso relacionado con el megaproyecto Esencia, el cual amenaza la salud y existencia de 1,549 cuerdas de terreno de alto valor ecológico. La última vez que estuve allí, para una marcha en junio, encontramos un árbol de cobana negra, una especie endémica de Puerto Rico, y que está en peligro de extinción. Mi pareja reconoció el árbol. Había un montón de semillas en el suelo. Como voluntaria de reforestación, surgió la intención de cooperar con la propagación del árbol llevando las semillas al vivero donde soy voluntaria. Como no tenía recipientes donde poner las semillas, usé la bolsa de tela donde cargaba mi botella de agua y la llené tanto como pude.
Me fui sintiendo que no había recogido suficientes semillas. Que había muchas más para la cantidad de espacio que yo tenía disponible. Pero, teníamos otra marcha a la cual asistir. Como me quedé con el sentido de urgencia de ayudar a la especie de cobana negra, envié desde mi corazón la intención al universo de que pudiese regresar a Cabo Rojo para recoger más semillas.
Y, pues las casualidades ocurren. La semana pasada, recibí un mensaje de que habría oportunidad para que las personas que se oponen al proyecto depusieran en una reunión ejecutiva. Y me dije a mí misma: “Después de la reunión, voy a visitar la cobana negra”. Allí llegamos, a una jardinera pública que está de camino al poblado de Boquerón.
En una acera, frente a una casa que parecía abandonada, aquel árbol había producido cientos de semillas y las había dejado caer al suelo. Cuando me incliné a recogerlas, sentí que estaba recogiendo semillas mágicas. Semillas únicas. Embriones de un árbol que no existe en otra parte del mundo.
Entendí que el elemento mágico de las habichuelas de Jack era que podían producir la vida de una planta única, igual que las cobanas negras. Las 1,549 cuerdas donde se pretende construir un megahotel de lujo con viviendas de costo millonario —que no serían asequibles para muchos caborrojeños y puertorriqueños— es una zona donde habitan cientos de especies irrepetibles, una riqueza ecológica que no existe en otro lugar. Son nuestras habichuelas mágicas, un tesoro que quiere robar un conglomerado de gigantes para acumular sin compartir con el pueblo caborrojeño.
También entendí que lo más que puede ayudar a las cobanas negras y a las demás especies es creer en su supervivencia y seguir teniendo la intención de apoyarla. Me sumerjo en esta campaña sin odio por la ignorancia de lo que puede ser destruido, pero con un corazón abierto a seguir protegiendo lo que merece y tiene derecho a vivir.
Gracias por la oportunidad de servir.
Abajo encontrarán la transcripción de la charla y meditación guiada “Intenciones sabias hacia la Tierra, parte 3”.
MEDITACIÓN GUIADA
Una invitación a tomar varias respiraciones profundas, como una manera de hacer una transición del ruido al silencio.
Comienza por visualizar la imagen de un lugar de la naturaleza donde sientes conexión, bondad, libertad. Imagina que estás allí, y que sientes en tu cuerpo la presencia de la naturaleza del lugar: el sol, el agua, la brisa. Visualiza los seres que viven en ese lugar: los árboles, los pájaros, los animales acuáticos.
Una invitación a generar bondad hacia este lugar de la naturaleza. Abriendo el corazón para generar benevolencia hacia este lugar, como si enviaras una luz tranquila y serena desde tu corazón, el deseo de que este lugar y todos sus seres estén bien, estén felices, tengan salud y tengan paz. Es una benevolencia que también recarga, no drena la energía del cuerpo. Poco a poco, expandiendo tu benevolencia para que pueda abarcar todo este lugar: su zona terrestre, zona de agua, el cielo, el aire.
Enviando benevolencia a todos los seres que viven en este lugar. Enviando benevolencia a todos los seres que protegen este lugar: las personas humanas y no humanas que protegen y cuidan. Permitiendo que esa intención de bondad se expanda…
Ahora, si nos sentimos listos o listas, una invitación a enviar benevolencia a aquellas personas que no tienen buenas intenciones hacia este lugar: que tal vez lo vean con ojos de apropiación, de ignorancia, que solo ven un beneficio monetario para el disfrute humano, pero no ven su valor ecológico intrínseco, que no tengan intenciones de conservarlo por la riqueza que ya es. Aun con las emociones puedan causar, podemos escoger enviar benevolencia. Si esto no es posible, no forzamos a nuestra mente y corazón. Si no podemos decirle en nuestra cabeza “que llegues bien a tu casa”, no lo forzamos. En ese caso, regresamos al estado de benevolencia hacia un lugar en la naturaleza y todos sus seres vivos.
Enviar bondad a una persona que no tiene buenas intenciones hacia la naturaleza no implica que nos quedemos de brazos cruzados a la hora de proteger la naturaleza del daño de esa persona podría causar. Pero actuamos con benevolencia y sabiduría hacia la naturaleza, involucrándonos en todos los procesos necesarios para ello, sin odio hacia las personas que actúan desde la ignorancia.
Ahora, expandiendo la intención de benevolencia a otros espacios de la naturaleza que protegen ecosistemas sensitivos, ya sea que hayas estado allí o no.
Y ahora, enviando bondad a toda la naturaleza del planeta Tierra.
CHARLA
Continuamos con la serie de charlas sobre los factores del Noble Ócuple sendero que nos ayudan a tener una relación más sabia con la Tierra.
Estamos utilizando el libro Pasos hacia la liberación de Gil Fronsdal.
A veces, cuando practicamos la intención de la benevolencia, que es la intención que puede erradicar o reducir la mala voluntad, surgen pensamientos contrarios a la benevolencia. A veces, vemos primero los obstáculos hacia la benevolencia.
Cuando manejamos el tema de la naturaleza y su estado actual, es inevitable que encontremos información o recordemos información sobre lugares de la naturaleza que no estén siendo bien tratados o que están amenazados. Eso puede que nos cause sufrimiento, que se nos apriete el corazón, que nos dé tristeza y que sintamos aversión hacia aquellos seres que causan este sufrimiento. Si no estamos conscientes de ello, ese sufrimiento o mala voluntad hacia seres que causan sufrimiento nos paraliza, ocupa espacio. Tal vez queramos tomar acción, pero eso nos quema. Y nos drena energía.
Lo opuesto a la mala voluntad hacia seres que causan sufrimiento es la buena voluntad hacia los seres que reciben ese sufrimiento. Pensar en apoyar a aquellos que están sufriendo. Claro, también es importante pensar en cómo detener el sufrimiento que está ocurriendo. Pero la propuesta es que lo hagamos sin odiar. Con amor a la naturaleza que tiene derechos inherentes y que merece su integridad.
A veces este factor de intención sabia nos pide que reorientemos nuestras intenciones para bien. Dice Fronsdal: «¿Y qué hay de esas ocasiones en las que somos incapaces de reorientar nuestras intenciones para bien? En tales casos, lo primero es generar una mayor conciencia sobre estas intenciones. También es clave tener claro cómo nos relacionamos y reaccionamos ante nuestras intenciones no hábiles. Practicar la atención plena hacia ellas sin prejuicios ni reactividad puede reducir el sufrimiento que se deriva directamente de cómo nos relacionamos con estas intenciones inhábiles. Al aplicar la Intención Correcta a nuestras intenciones poco sabias o no hábiles, podemos generar cierto grado de compasión por nosotros mismos. También podemos intentar hacer una pausa suficiente como para considerar con base en qué intenciones queremos actuar. Incluso si en algunos casos no podemos evitar sentir un fuerte deseo de actuar de manera no hábil, al menos podemos evitar ceder a ese deseo y obrar conforme a una alternativa algo más hábil».
¿Cómo podemos girar nuestras intenciones difíciles hacia intenciones de benevolencia cuando se trata de las acciones de otres humanes hacia la naturaleza? Podemos comenzar con girar nuestra atención al lugar de la naturaleza que necesita ser conservado o restaurado y empezar por preguntar qué podemos hacer para mejorar ese lugar, o para ayudar a algún espacio que esté cerca de nuestro hogar o aprender alguna acción nueva que contamine menos y apoye más.
Si las intenciones de algunos humanos que causan daño provienen de la codicia, de una economía de apropiación y colonización, del odio, la guerra, la negación y la ignorancia, ¿cómo podemos generar intenciones de generosidad, intenciones para tener una economía ecológica, intenciones de suficiencia, solidaridad y sabiduría? En el factor de la intención sabia, no tenemos que actuar sobre esto todavía. Si queremos actuar y nos sentimos listas, adelante. Pero en este factor podemos aprender sobre la generosidad hacia la naturaleza, preguntar cómo podemos apoyar a la naturaleza, investigar cómo participar como consumidores de una economía más ecológica… Tener la intención, desarrollar la intención de benevolencia hacia la Tierra y querer que esa intención se expanda.
Dice Fronsdal: «Si el ejercicio de la Intención Correcta fomenta intenciones positivas hacia los demás, los siguientes tres pasos del Noble Óctuple Sendero (Habla Correcta, Acción Correcta y Modo de Vida Correcto) se encargan de poner en acción aquellas intenciones».

