Mi práctica de agradecimiento ha crecido. Las desaveniencias que están más allá de mi control me han dado la oportunidad de dar gracias por cada buche de agua en medio del desierto. A través de la gratitud estoy aprendiendo el valor de la resiliencia, la capacidad de adaptarme a circunstancias nuevas y cambiantes sin sucumbir al desánimo. He descubierto que los momentos felices, por pequeños que sean, son triunfos y hay que celebrarlos.
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90 días: Yo también fui a la guerra
Por Yaisha Vargas / crónica publicada el domingo 22 de marzo de 2015 en el diario puertorriqueño “El Nuevo Día” … More
