por Samadhi Yaisha/Mis musas diarias/Recetas

El cuerpo habla. Y cuando no lo escucho, grita. Desde hace varias semanas, me sentía más pesada. Las temperaturas más frías me llevaron a consumir más alimentos cocidos (arroz y habichuelas), vegetales almidonados (diferentes tipos de calabacines de invierno) y yogurt, una recomedación por partida doble de la terapista de activación linfática y la dietista, quienes coincidían en que me hacía falta proteína. ¡No es fácil ser vegano crudívoro en el invierno! Mi balanza me decía que sólo había aumentado 1.2 libras, pero yo sentía mi cuerpo expandiéndose y mi rostro se veía más redondo. ¡Para mí que había aumentado como diez! Mis coyunturas se sentían más tiesas. Me dediqué a hacer más ejercicio en el gym y eso definitivamente ayudó: caminar, steps, pesas, yoga. Pero en las últimas dos semanas, la pesadumbre ha sido mayor. Dos tormentas invernales que han dejado más de 20 pulgadas de nieve, con todo lo que eso conlleva (el revolú en el supermercado para abastecerse por si acaso una no puede salir, hospedarme más cerca del trabajo para poder llegar, preparar comidas de antemano porque se puede ir la electricidad – ¡las batidas crudas necesitan una licuadora funcional!). Hasta que el cansancio me pasó factura. Anoche conduje de vuelta a casa entre mareos, náuseas y un fuerte dolor de garganta. Mi cuerpo gritaba por ayuda. Subir las escaleras con la compra de esta semana fue obra de una fuerza mayor a mí misma.
¡Descanso, por favor!, gritaba Ella. Así que anoche, a dormir, con la conciencia de que mi cuerpo necesitaría asistencia para un buen detox, siempre con gentileza y mucho amor. Detoxificarse a las malas lleva a una al otro extremo. Esta mañana me dediqué a escucharla a Ella, a la intuición sanadora, y esto fue lo que me pidió, con algunas ideas de una terapista de activación linfática y de una maestra de veganismo crudívoro.

1. Gárgaras de aceite de ajonjolí o coco con algunas gotas de Oreganol® (aceite de oliva mezclado con aceite esencial de orégano). El tracto bucal y laríngeo es un lugar en el que se acumulan muchas bacterias que viven muy tranquilas porque no resultan afectadas por los suplementos o medicinas que ingerimos, los cuales van directo al estómago. Las gárgaras limpian el área de la boca y la garganta. Resulta muy beneficioso mover el aceite de un lado al otro de la boca vigorosamente y hacer gárgaras. Antes de hacer este ejercicio, utilicé hilo dental, para mejorar la higiene de mis encías. Tras esta terapia, sentí que liberaba mucosidad de mi garganta y mis senos nasales.
2. Enema de agua tibia filtrada o destilada con algunas gotas de Oreganol® El intestino grueso es el sistema de alcantarillado del cuerpo, y los demás órganos desaguan allí sus impurezas. Ir al baño tiene la misma importancia que el consumo de alimentos. Cuando no vamos al baño lo suficiente, el intestino grueso se va llenando de colonias de bacterias, hongos y otros parásitos. Cuando los órganos no pueden vertir allí sus impurezas porque el camino está bloqueado y ocupado, entonces ellos también se ven amenazados. El resultado es que nos sentimos enfermos, apesadumbrados, a veces deprimidos. Una buena señal de que tenemos un colon saludable es que vamos al baño con la misma frecuencia con la que consumimos alimentos. Si comemos tres veces al día, lo mejor sería ir al baño tres veces al día. Yo llevaba bien mis cuentas, pero también tengo la conciencia de que, de vez en cuando, el intestino grueso necesita ayuda y limpieza. Si libera sus toxinas, el resto de los órganos también se deshinchan. Un poco de agua tibecita en una bolsa de agua haría una gran diferencia para mi salud. Y tras la terapia, una buena sentada con la lectura del libro que tengo entre manos en este momento: “Letting Go of the Person You Used to Be”, del Lama Surya Das. ¡Muy apropiado para un momento como ése! Siempre que utilizo un enema, siento que algo se me destapa en la cabeza, como remover el corcho de una botella. ¡Pop! Cuando me miré en el espejo, había disminuido considerablemente la hinchazón en mis ojos y en mi rostro.
3. Dos onzas de agua con alguna yerba amarga en polvo o con algún aceite esencial – Muchas veces consumo las yerbas amargas en cápsulas, porque así no las tengo que “degustar”. Pero de vez en cuando es buen ejercicio vertir el contenido de la cápsula en dos onzas de agua y beber la mezcla. Hoy utilicé “sweet wormwood” (Artemisia Annua). También es posible hacer esta terapia con algún aceite esencial o el mismo Oreganol®. De esta manera, ayudo al cuerpo a combatir cualquier cosa que afecte a la garganta y al esófago.

4. Hasta cuatro tazas de agua con el zumo de un limón – ¡Alcalinizar, alcalinizar, alcalinizar! Cuando una se enferma, significa que la balanza del Ph del cuerpo se ha inclinado hacia lo ácido. Para volver a la salud, consumimos alimentos alcalinos. Los vegetales verdes y las frutas de poco contenido de azúcar deben ser los ingredientes mayoritarios y principales en un momento de sanación del cuerpo. El agua con el jugo de un limón por la mañana ayuda mucho a esa limpieza alcalina. Lovey Jane, de quien aprendí el veganismo crudívoro, se toma un litro todas las mañanas. Hoy me tomé un poco más de dos tazas de agua con el zumo de un limón acabado de exprimir.
5. Una batida verde – y aquí sí escuché con atención. Una vez he aprendido qué cosas favorecen mi sanación, presto atención a lo que el cuerpo pide. Siempre resulta ser mucho mejor cuando estoy en un momento de tranquilidad. Si lo escojo en un momento de estrés, la selección puede no ser tan clara ni favorecedora. Pero esta mañana escuché con claridad:
Ingredientes (mucho mejor si son orgánicos)
❦ 4 oz de espinacas frescas
❦ 4 oz de kiwis frescos
❦ 1 “scoop” de proteína cruda de guisantes (pea protein) de la marca Growing Naturals®. (También me gustan mucho las marcas Peaceful Planet® -quienes producen proteínas de arroz y de guisantes- y Garden of Life® -la mejor mezcla de proteínas de granos, frutas y vegetales que he visto-. No recibo ni espero remesas por mencionar marcas. Éstas son las que he probado con buenos resultados, porque sus prácticas de producción son amigables al ambiente, utilizan productos orgánicos y/o donan parte de sus ganancias a causas justas).
❦ 1 pizca de estevia pura – sin preservativos o aditivos.
❦ 2 cdtas de canela en polvo, o más si desea (es un buen ingrediente para detoxificar algunos órganos, como el páncreas. También se puede tomar té de rajitas de canela)
❦ Dos tazas de agua filtrada o destilada.
❦ Mucho amor.
Procedimiento:
❦ Mezclar todos los ingredientes en la licuadora hasta que la mezcla esté suave y se hayan licuado todas las hojitas de espinacas.
❦ Vertir en un vaso o recipiente.
❦ Tomar como batida o consumir con una cuchara de sopa (a veces cuando uno está en desbalance, la gentileza de consumir alimentos con lentitud resulta importante para el proceso de sanar).
6. Descansar y dormir – con toda esta rutina, me siento mucho mejor. Pero sería un error si utilizo la energía que va regresando a mi cuerpo para a hacer mis tareas sabatinas regulares, que incluyen limpieza hogareña, lavado de ropa y gestiones bancarias. Así que me voy a descansar acompañada del libro de Surya Das, quien me va explicando la importancia de dejar ir, y con el cariño eterno de dos motitas de amor que viven en mi hogar: mis gatichurris. Porque al final, es el amor propio lo que más ayuda a sanar.

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Te envío mucho AMOR, también a tus bellos Gatichurris.
Namasté.
¡Gracias! Ya estoy mucho mejor.
Abrazos desde el Universo.. gracias por estar .. feliz de contar contigo..Namaste
Un abrazo, Leonor. 🙂